12 noviembre 2008

Hatajo de vagos


Sí, ese es el desolador panorama que mostraba esta mañana nuestro Parlamento. Y eso que se discutían nada menos que los presupuestos del estado en tiempo de crisis. Pero es que aunque se discutiera el más nimio detalle, es indignante tal absentismo. Esos señores (por llamarlos algo) y señoras (ídem paritario) cobran del erario público, y más que sea para cubrir las apariencias, deberían personarse. Muchos tienen vagas excusas para explicar su ausencia, pero está claro que lo que es ganarse el sueldo y las dietas, me da que no mucho.

Vale que sus señorías (con perdón) no pregunten. Vale que no respondan. Vale que no se apunten a una comisión. Vale que ni siquiera presten atención a lo que dicen los demás parlamentarios. Pero, joder... ¡es que ni siquiera van!

Deberían fichar a la puerta del escaño como si fueran niños chicos, o descontarles dinerito por cada ausencia. Pero está claro que esta situación, si nos creemos que de verdad estamos en una democracia (ay qué risa, tía Felisa...), debe solucionarse ya, porque la pérdida de credibilidad institucional que implica este desolador vacío de la cámara es terrible. ¿Cómo vamos a convencer a nadie de la necesidad de acudir a las urnas si el resultado de las elecciones va a ser un hemiciclo de escaqueados?

Es que si Tejero hubiera dado el golpe de Estado hoy, habría hecho el ridículo más espantoso. Ya me puedo imaginar la escena: "!Quieto todo el mund... Ehhh... ¿Hola?... ¿Hay alguien?"

Quiero que me devuelvan mi voto ya para poder limpiarme el culo con él; está claro que esa va a ser la única manera de sacarle provecho a esa mísera papeleta.

(Foto publicada en Soitu.es)

30 octubre 2008

¡Vigilad los cielos! ¡Vuelven los marcianos!

Hoy hace 70 años que ese genio multidisciplinar que fue Orson Welles acojonó a medio EE.UU. con su retransmisión de La Guerra de los mundos, adaptación de la obra de otro ilustre Wells, Herbert George. En este enlace pueden descargar la versión original producida por la compañía teatral que por entonces había formado el futuro cineasta, el Mercury Theatre.

Es ya tópico extenderse en las consecuencias y el pánico colectivo que provocó, por lo que les ahorraré el cuento. Lo que nunca está de más recordar es que Welles, en esta adaptación, de alguna manera anticipó el lema de Marshall McLuhan “el medio es el mensaje”: la retransmisión no consistió en una lectura dramatizada y literal de la novela, sino que el guión fue concebido como una serie de boletines informativos que interrumpían un (falso) programa de variedades. Todo el poder de este trabajo proviene, pues, de que el oyente creyó estar escuchando algo real.

Si quieren, podemos hablar del evento en términos de engaño, pero yo prefiero considerarlo un fino ejemplo de metaficción producido muchos antes de que los primeros postmodernos empezaran a dar la vara con sus teorías.

29 octubre 2008

Reseña: "Hellboy 2. El ejército dorado"

Una nueva colaboración en Tumba Abierta, en este caso centrada en la última película de Guillermo del Toro, la nueva aventura de este personaje de comic creado por Mike Mignola que podréis leer en este enlace.

24 octubre 2008

Tetosterona reconcentrada

Miren el póster de la última película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood:


Clint encabronado en plan vaquero urbano, un rifle, y un coche que, para más inri, es un Ford Gran Torino, el mismo que conducía Starsky (¿o era Hutch?) ¿Es o no es una inyección de tetosterona en vena?


En esta época políticamente correcta, esta loa al macho de otros tiempos tiene un punto provocador. Parece que Clint reta a todos los meapilas del mundo como diciéndoles: “¿Qué miras, gilipollas?”. El cineasta siempre tuvo un punto fachilla que a veces logra disimular con cosas como “Bird” o “Million Dollar Baby”. Pero aquí ha dejado entrever su vena más Harry el sucio, y la cosa, a pesar de los posibles conflictos ideológicos que me pueda acarrear (algún día explicaré mi relación de amor-odio con el cine de acción estadounidense), tiene buena pinta.

El miedo es que Clint, un muy buen director, ha firmado también un par de truños que, precisamente, eran cintas de acción (“El principiante” y “Firefox”). Pero da igual: si al final la peli no vale la pena, hay que reconocer que el poster le quedó más chulo que un ocho. El hombre sin nombre ha vuelto…

18 octubre 2008

Obama

Parece que a estas alturas de la película, el pucherazo del Partido Republicano tendría que ser muy bueno para que Barack Obama no ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos a principios de noviembre. La euforia que este hombre origina en todo el mundo es incontestable. Y es comprensible: ¿cómo no admirar al primer afroamericano que podría llegar a ser el tío que más manda en el país del Ku Klux Klan?

En Europa, la posibilidad de que sea Obama quien controle el botón nuclear ha sido recibida con gran entusiasmo, y no sólo por los más progres. Es cierto que los ocho años de Bush Jr., ya considerado por muchos el peor presidente de la historia en el país de las barras y estrellas, han sido determinantes para hacer de este planeta un lugar peor.
Y Obama parece una linterna al final del túnel, una antorcha de optimismo que nos liberará de la penumbra, un faro de esperanza que disipará las tinieblas, un... (¿hace falta que siga con las metáforas facilonas que contrapongan luz y oscuridad?). Por la cuenta que nos trae, ojalá el personaje responda a las altas expectativas depositadas en él.

Pero dudo mucho que la proverbial prepotencia internacional de Estados Unidos, su gusto por los bombardeos en Oriente Medio y su defensa a ultranza de ese capitalismo financiero que nos tiene tan contentos a todos últimamente, vayan a cambiar demasiado con Mr. Obama. Porque no olvidemos que el político más progresista de Estados Unidos viene a equivaler a un derechista moderado europeo.


Está claro que entre el rey de las papas fritas y Barack Husein, me quedo con este último. No porque sea el mejor (pues de un presidente estadounidense no se puede esperar cosa buena), sino porque es el menos malo...

14 octubre 2008

El mito de Apple (o cómo el diseño nos convierte en I-Diotas)


Si los rumores se cumplen, hoy Apple presentará una nueva gama de ordenadores portátiles. Aunque este anuncio no ha originado tanta expectación como el del I-Phone 3G, se ha convertido en la noticia tecnológica del mes.

Admito que es una gran marca y, de hecho, mi próximo ordenador será un Apple. No porque sea cool y modernito, sino porque me niego a utilizar es acosa llamada Windows Vista y no tengo paciencia para ponerme a experimentar con una distribución de Linux tipo Ubuntu (lo de Debian es que ni me lo planteo). Así que la única alternativa que me queda es el Leopard (felino nombre del sistema operativo de los Mac), que al parecer está bastante bien.

Pero creo que hay otras compañías igualmente validas en el mercado. La odiada Microsoft, sin ir más lejos, ha metido la gamba con su último sistema operativo, pero hay que reconocerles que su Office, aún existiendo buenas alternativas, es un producto intachable. Y el Windows XP no estaba nada mal (pantallazos azules aparte). En lo que a diseño se refiere, a mí los Sony Vaio me parecen más bonitos que los excesivamente minimalistas Mac. Estas opiniones, visto el estado de las cosas en la comunidad tecno-adicta, no dudo que causarán estupor a más de uno.

Lo digo porque Apple ha logrado crear un halo cuasi místico a su alrededor que la convierten casi en una religión. Los “maqueros” de pro serían capaces de matar si nombráramos en falso el nombre de Steve Jobs, Steve Wozniak o de Jonathan Ive.
En cambio, hay compañías que tiene mala fama sí o sí.

Microsoft se lleva la palma, y muchos la identifican como una pérfida corporación internacional que somete a los usuarios a durísimas restricciones de uso con el único objetivo de enriquecerse. Y, efectivamente, así es. Pero, ¿acaso Apple no hace lo mismo?


Hay pocos aparatos más restrictivos que un I-Pod. En cualquier reproductor Mp3, el usuario pude cargar y descargar canciones de un equipo a otro como si fuera un pendrive corriente y moliente. En cambio, el I-Pod se gestiona a través de un programita, el I-Tunes, que, aparte de conectarte con su tienda de canciones al mínimo despiste, evita que puedas copiar las canciones que contiene el cacharrito en otro ordenador. Si uno rebusca en los foros, hallará personas que lo han logrado mediante oscuros y complicadísimos procedimientos. Pero al final, es más cómodo usar un reproductor de la competencia, que se oye igual de bien.

¿Y qué me dicen del mítico I-Phone 3G? Me refiero a ese cacharrín tan mono y multitáctil, que se maneja maravillosamente bien… pero que no graba video, ni permite mandar fotos en un mensaje de texto (MMS) ni tiene videollamada a pesar de ser 3G, y que para colmo te obliga a firmar un draconiano contrato de permanencia con Telefónica para poder lucirlo. Vamos, que es un bluff en toda regla. Muy cuco, eso sí, y también muy cool, que para eso lo tienen Obama y Kim Catrall en Sexo en Nueva York.

En suma, Apple es una marca tan buena y tan mala como pueda serlo cualquier otra multinacional tecnológica. Como dije, me gustan mucho algunos de sus productos, pero no entiendo la fascinación sobrenatural que desprende. Es, ciertamente, un fenómeno de marketing digno de estudio.

Pero el caso es que a veces, con tanto I-Pod, I-Phone, I.Mac e I-Tunes, han conseguido que me a veces me sienta un poco I-diota…

05 octubre 2008

Reseña: "Wall-E. Batallón de limpieza"


Me acaban de publicar otra reseña en la web dedicada al terror y a lo fantástico Tumba Abierta. En este caso, babeo un poco glosando las muchísimas virtudes de la última maravilla de Pixar, Wall-E. Pinchen aquí para leerla.

01 octubre 2008

La guerra cotiza al alza


Hagamos un repaso de historia: en 1929 el sistema financiero de medio mundo se fue a hacer puñetas a causa del infame crack bursátil de Wall Street. El gobierno de EE.UU. tuvo que apretarse los machos y, renunciando a sus principios capitalistas, optar por el intervencionismo estatal.

El presidente Herbert C. Hoover lo inició todo con un plan de obras públicas de agárrate y no te menees (recuerden al famosa presa que lleva su nombre), pero quien le dio
un impulso crucial a esta política económica estatal fue Franklin D. Roosevelt, con su famoso “New Deal”.

Gracias a este proyecto se crearon programas de todo tipo que di
eron empleo público a los americanos afectados por la Gran Depresión. Pero la cosa funcionó sólo a medias y, en última instancia, el famoso New Deal no fue todo lo efectivo que se esperaba.

Sin embargo, EE.UU. salió del bache gracias al estallido de la 2º Guerra Mundial que, de golpe y porrazo, puso a medio país de uniforme y al otro medio a trabajar en la mayor industria del país, la armamentística.


2008: el sistema financiero de medio mundo se esta yendo a hacer puñetas a causa del infame estallido de la burbuja creada por las hipotecas basura. El gobierno de EE.UU. ha tenido que apretarse los machos y, renunciando a sus principios capitalistas, George W. Bush propuso una gran inyección de capital estatal a los bancos privados que supone la mayor medida intervencionista que se recuerda desde los tiempos de Roosevelt. Por ahora, el Congreso ha rechazado la propuesta, pero aún queda conocer el parecer del Senado.


El cuento me está sonando demasiado. Irán está a tiro, Corea del Norte muy cerca y últimamente se está recalentando a fuego lento la Guerra Fría y de pronto Occidente ya no es amiguito de Rusia. Estamos a un paso de que la historia se repita, pero no creo yo que una tercera guerra mundial vaya a solucionar nada…

29 septiembre 2008

Saludos a Butch Cassidy


Paul Newman nos ha dejado. Elegante hasta el final, murió en su casa, rodeado de su familia, cerca de Joan woodward, la mujer con la que protagonizó uno de los romances más serenos de Hollywood.

A los cinéfilos nos queda la amargura de saber que nunca veremos más en pantalla a este enorme intérprete dotado con un sexto sentido para dar con el tono justo en cada interpretación: sobrio en “El buscavidas”, absolutamente desquiciado en “El juez de la horca”, burlón en “El castañazo”, irónico en “Harper, investigador privado”; intenso en “La leyenda del indomable”… siempre con el matiz preciso en su papel, lo cual le permitió escapar del encasillamiento y no caer en esa repetición de tics que han hundido el prestigio de otros intérpretes como Pacino, De Niro o Nicholson, que llevan demasiados años haciendo su numerito y vilipendiando así su propia leyenda.

En Newman confluyeron dos grandes tendencias interpretativas: formado en el Actor’s Studio, poseía la técnica necesaria para involucrarse emocionalmente hasta el límite en personajes complejos, como demostró en “Marcado por el odio” o “La gata sobre el tejado de Zinc”. Sin embargo, también poseía la naturalidad, el carisma y el timing cómico de las estrellas anteriores a los años cincuenta. En Newman se dio de esta manera una fusión armónica de dos vertientes del arte dramático casi antagónicas. Ese era su milagro: podía jugar indistintamente tanto en la liga de Brando como en la de Bogart.

Sus azules ojos tristes, combinados con una sonrisa socarrona, eran un arma de encanto masivo. Quizá por ello, su única asignatura pendiente fue encarnar a un villano memorable. Lo más cerca que estuvo fue en “Camino a la perdición”, y le dio un toque paternal al personaje que evitó que lo odiáramos. Y es que, por mucho que lo intentara, ¿quién podría haber creído que el bueno de Newman era mala gente?


Hoy revisaré de nuevo “El golpe”, con la esperanza de que, al igual que en esa película, la muerte del actor sólo sea una treta para escapar airoso del malvado de turno. Newman no ha muerto, simplemente se ha fugado a algún recóndito paraíso, llevándose consigo el botín de nuestra admiración.

Paul, cuando llegues, saluda a Butch Cassidy de mi parte.


(Foto: Newman como Butch Cassidy en "Dos hombres y un destino")

25 septiembre 2008

Arnal Ballester

Me entero un par de días tarde del Premio Nacional de Ilustración concedido a Arnal Ballester. La noticia me hace sonreír, no porque sea un gran aficionado del trabajo del galardonado (siento decir que apenas lo conozco), sino porque me hace recordar mis años de instituto, en los que dediqué muchas tardes a hacerme pasar por otro gracias a los juegos de rol .

Y es que lo poco que conozco de la obra de Ballester, aparte de sus ilustraciones para el periódico El mundo, son los dibujos que a principios de los años 90 realizó para la desaparecida Joc Internacional, editorial de la versión española de mi juego de cabecera, “La llamada de Cthulhu”, y del fanzine Lider, fundamental para tener acceso a más aventuras con las que organizar partidas.

Uno de los “iconos” de mi adolescencia es la pantalla del Director de Juego para “La llamada…”, la cual mostraba en su cara visible un dibujo de este autor que lograba transmitir muy bien la atmósfera y ambientación de este juego basado en los relatos de H.P. Lovecraft. (Por favor, no me hagan explicarles qué diantres es una pantalla de Director de Juego…).

Ballester también fue responsable, junto a Montse Fransoy, de las ilustraciones de la edición original de “Aquelarre”, el primer juego de rol realizado en España, ambientado en la Edad Media de la Península Ibérica. El buen hacer de este autor le llevó a imitar el estilo esquemático y expresivo de los grabados medievales. Por aquel entonces, la mayoría de los juegos de rol eran estadounidenses, con ilustraciones muy deudoras del estilo de los comics de superhéroes, por lo que los diseños del catalán resultaban una agradable rara avis.

Sé que estas ilustraciones representan un porcentaje ínfimo en la producción de Ballester, y sospecho que el propio autor no les da gran importancia, pues no las cita en su página web oficial. Sin embargo, es precisamente gracias a ellas por lo que parte de su obra formará parte imborrable de mi memoria sentimental.

Y después de escribir esto, me ha entrado curiosidad por saber dónde diablos metí mis dados de diez caras…


(Ilustración de Ballester para el suplemento "Ariadna" de El Mundo, sobre los blogs. Muy apropiado...)

21 septiembre 2008

Santa María del Naranco

Este verano viajé a Asturias y tuve la suerte de visitar la iglesia prerrománica de Santa María del Naranco. Aunque no soy un gran viajero, he tenido la oportunidad de estar en algunos inmuebles notables, como el Coliseo, el Panteón o San Pedro del Vaticano en Roma; Santa María de las Flores en Florencia; la catedral de Santiago de Compostela o las casa modernistas de Barcelona, por citar algunos. Sin embargo, pocos me han causado tanto impacto como este pequeño edificio:

Suena extraño, puesto que no se trata de una construcción monumental ni llena de oropeles, pero es uno de los pocos lugares en los que he podido experimentar el, por así decirlo, vértigo de la historia. Al rodearlo mientras lo miraba detenidamente, casi podía sentir que había viajado trece siglos en el pasado hasta el momento de su construcción. No había tenido las mismas sensaciones desde que visité en Roma las ruinas de las termas de Caracalla en Roma.

Creo que la explicación de este hechizo está en la ubicación de de ambos monumentos. En el caso del asturiano, aunque está muy cerca del casco urbano de Oviedo, su enclave es rural, un monte rodeado de árboles sin edificios alrededor ni molestas tiendas de souvenirs. Aunque los turistas lo podemos visitar, no está tan masificado como cualquier otro edificio histórico.

Y es que los turistas somos un incordio. Con nuestras mochilas, cámaras y cuchicheos banalizamos cualquier espacio susceptible de ser hermoso. Cuando los viajeros ilustrados europeos realizaban su grand tour en el siglo XVIII, no había nadie más dándoles la vara en los monumentos; si lo hicieran hoy, sospecho que a Stendahl no le entraría ningún síndrome, pues estaría demasiado ocupado dándose codazos con alguna jubilada escandinava o una parejita que hace el Interrail.

En cambio, tanto en Santa María del Naranco como en Caracalla, los turistas éramos demasiado pocos para romper el encanto del lugar. La iglesia está a 200 metros de otro edificio de la misma época, San Miguel de Lillo, y por tanto al visitarlo también se produce esa sensación de atemporalidad que describía antes. Pero se trata de una iglesia que, la pobre, sufrió los embates de la metereología al poco de ser erigida y quedó cercenada, dando como resultado un edificio singular y con encanto, pero desproporcionado. En cambio, Santa María del Naranco es muy armónica, prácticamente no tiene ángulo malo.

La visita fue un precioso momento que pude compartir con mi novia, a la que, por cierto, le gusta este edificio aún más que a mí. Pero si me pongo romántico, querría regresar a este lugar un día nublado y lluvioso, porque entonces sí que de verdad pensaría que estoy en la Alta Edad Media (no sé por qué, siempre me imagino esa época gris y con mal tiempo). Si hay algo de lo que estoy seguro, es de que volveré.
Reseñas

En este verano no es que haya dejado de ir al cine. Pero las reseñas que habitualmente deberían ir aquí, me las han publicado en la web de cine fantástico Tumba Abierta. Por si les interesa, aquí les enlazo lo que he escrito en esa web hasta la fecha:

18 septiembre 2008

España, siglo XXI

Pasa el tiempo, pero aquí seguimos acosando toros con lanzas, tirando cabras de campanarios o haciendo que los bueyes carguen pesos abusivos (que aquí en Canarias también tenemos costumbres vergonzosas).

"Es la tradición", dicen sus defensores. También lo eran los gladiadores, la esclavitud, el trabajo infantil y los matrimonios concertados. Pero las tradiciones lo son...hasta que dejan de serlo. Y no todas son respetables. Basta con que la sociedad, poco a poco, modifique sus códigos morales para considerar inaceptable un comportamiento arraigado.

Por desgracia, faltan milenios para que aquí se proscriba el maltrato animal, pues vivimos en un país que considera a José Tomás un artista y se desvive por la salud de Cayetano Rivera Ordoñez (quien, por cierto, sólo lleva un par de años en esto de asesinar ganado en público, y se pasa más tiempo en el hospital que sobre la arena; para mí que haría mejor en retirarse antes de que un astado le deje la cara hecha un cirio y ya ni siquiera pueda servir para lucir su palmito de Armani).

La foto, de AFP para El País, ilustra esa bonita y educativa fiesta en la que los mozos de Tordesillas hacen el macho a costa de un toro de lidia. El gozoso festín se celebró ayer; no se pierdan el reportaje en el que estaba incluido.

17 septiembre 2008

De vuelta...

¡Dos meses desde la última vez que publiqué en esta web! Imperdonable pero, dada mi "numerosa" audiencia, tampoco creo que nadie se diera cuenta de mi ausencia (y si la tuve alguna vez, asumo que la perdí sin remedio).

Pese a que no es fin de año, hago propósitos de enmienda que, por supuesto, acabaré incumpliendo. Pero hasta que llegue ese día, prometo postear más a menudo.

También me he prometido a mí mismo intentar hacer entradas más cortas y contundentes, pues últimamente me pegaba muchas parrafadas reiterativas. Es que no me puedo contener,me pongo a escribir y se me dispara la verborrea. Vean, sin ir más lejos, esta entrada...

18 julio 2008

Qui custodiet ipsos custodes?

Nunca pensé que llegaría a ver esto:




El trailer de Watchmen, la película. Toma ya.

Cada vez que se hace una lista de los mejores comics de la historia, simpre aparece Watchmen, la serie de doce números de Alan Moore y Dave Gibbons. Y frecuentemente lo hace ocupando la posición de cabeza.

La idea de adaptarlo al cine ha estado rondando Hollywood casi desde la publicación de la historieta allá por 1986, y ha llegado a implicar a gente de la talla de Terry Gilliam…. que desistió del empeño por considerar infilmable la cosa.

Ahora, es Zack Snyder, el director de 300, quien se ha encargado de poner en imágenes esta maravilla del noveno arte. Particularmente, no me agrada su elección, ya que en mi opinión es de esos cineastas videocliperos más preocupados de que sus imágenes queden molonas que de conferir profundidad a sus historias y humanidad a sus personajes. Y Watchmen es, básicamente, una historia de personajes.

El trailer me provoca sentimientos ambivalentes: por un lado, peca de demasiado espectacular (en el mal sentido) y artificial (todo tiene un tufo a ordenador que tira patrás, y la fotografía es demasiado preciosista). Pero al mismo tiempo, no puedo evitar exclamar para mis adentros: ¡Joder, acabo de ver a Rorschach y al Dr. Manhattan en movimiento!.

Watchmen, el comic, es magistral no sólo por su historia o su dibujo, sino por su narración: la manera de disponer las viñetas en la página y los elementos en la viñeta; el uso de dos y hasta tres narradores diferentes en una solo cuadro… por así decirlo, es como el Ulises de Joyce en literatura: el cómo se cuenta es tan importante como el qué se cuenta. Por ello, sospecho/temo que la película se quedará en una ilustración superficial de la obra, y que cuando salga del cine tendré que refugiarme en la relectura del comic para que se me pase el cabreo. Este es uno de esos casos en los que me alegraré de estar equivocado. Pero mientras, me limitaré a repetir:

¡Joder, acabo de ver a Rorschach y al Dr. Manhattan en movimiento!

18 junio 2008

El creador de monstruos


Ha muerto Stan Winston. Para la mayoría de las personas, incluso las aficionadas al cine, este nombre no les dirá mucho. Pero seguro que conocen a Terminator, al depredador, a la reina de los Aliens, a Iron Man, a Eduardo Manostijeras o a los dinosaurios de Spielberg. Pues bien, todos ellos fueron diseñados y concebidos por este maestro del maquillaje y su equipo.

Hay géneros en los que las aportaciones de los técnicos es crucial y, en ocasiones, tanto o más importante que el de actores y directores. En el cine fantástico, el trabajo de diseñadores, maquilladores y supervisores de efectos especiales resulta determinante para el éxito de una película: hay obras maestras del género con trucajes deficientes y criaturas de cartón piedra, pero es cierto que por muy buenos que sean los actores o la puesta en escena, si los efectos “cantan” demasiado, será más difícil que el público se deje atrapar por la ficción.


Por muy bueno que fuera Karloff, el monstruo de Frankenstein son sería nada sin las tuercas que le puso Jack Pierce; ni el Exorcista sin el puré de guisantes de Dick Smith; ni los pájaros de Hitchcok sin las pinturas matte de Albert Whitlock ; ni el viaje sideral de 2001 sin las luces alucinógenas de Douglas Trumbull; ni el romance de King Kong sin la animación de Willis O’Brien; ni las aventuras de Simbad sin las criaturas de Ray Harryhausen; ni las mutaciones de La cosa sin el ingenio de Rob Bottin…


Stan Winston estaba en ese Olimpo del cine fantástico. No era un maquillador, ni un técnico de efectos especiales; ni un diseñador, sino todo ello a la vez, por lo que en los últimos tiempos su aportación aparecía acreditada como “Efectos de Criaturas”, ya que esa era su misión: mezclar toda la tecnología que existe para dar vida a los monstruos, si bien poniendo especial énfasis en los efectos que se pudieran crear en directo, ya fuera con marionetas o con prótesis de maquillaje.


Para los amantes de la fantasía y del cine como instrumento para crear imágenes fascinantes, se ha perdido un gran artista.


(Foto: Winston apunto de ser mordido por su mítico Tiranosaurio)

10 junio 2008

Retorno al Antiguo Régimen











Hace más o
menos un año, el debate social giraba en torno a la conciliación de la vida laboral y familiar, y se hablaba de reducciones de jornada, de horarios coherentes… Y de repente, la cosa da un giro de 180 grados y la UE acaba aprobando una directiva que amplía la jornada laboral de 48 a 60 horas. ¡Toma Unión Europea!

Es evidente que la derecha es más resolutiva que la izquierda: ésta última dominó Europa durante algunos años, pero no logró ningún acuerdo sustancial. En cambio, llega la panda de la Merkel, el Zarkozy y el Berlusconi, y en un plisplás nos devuelven las condiciones laborales del Antiguo Régimen.


España se ha comportado con su habitual cobardía en política internacional, y se ha opuesto pero menos a la barrabasada: es decir, la delegación nacional realizó numerosas declaraciones de oposición pero, a la hora de votar, se abstuvo. Al menos podría haber tenido la gallardía de votar “No” y manifestar claramente su rechazo, en lugar de mirar hacia otra parte.

Sus señorías dirán que esta ampliación horaria no es obligatoria, y que lo único que se hace es “dar libertad” a que empleado y patrono negocien la jornada laboral. Así hasta suena bonito, pero en la práctica se ha abierto la puerta a las subastas laborales: se quedará el puesto aquel que esté dispuesto a pringar más horas por el mismo salario. Y el otro, el que no aceptó una jornada de 10 horas al día seis días a la semana, ese quedará poco más o menos como un vago e irresponsable que no quería trabajar.


Mi única duda es saber qué será lo siguiente. Estando Berlusconi por ahí suelto, no me extrañaría que estuviera barruntando la directiva Mamma Chicho para recuperar el derecho de pernada. Y en lo referido a derechos humanos, supongo que Monsieur Bruni ya habrá mandado una comisión de investigación al Museo del Louvre, por si puede sacar alguna idea provechosa del Código de Hammurabi.

(Foto: El único mapa de Europa que parece interesar a la UE)

06 junio 2008

Espectáculo atroz

Hoy las primeras planas de la prensa nacional abrían, unánimemente, con una infame gesta: las cuatro orejas obtenidas por José Tomás. En el caso de El País, eligieron además una espeluznante fotografía que observé entre asombrado y horrorizado, en la cual el torero hundía hasta la empuñadura una espada en el cuerpo ensangrentado de un toro de lidia.

Nunca podré entender que el toreo, actividad que en un país civilizado sería claramente criminal, esté defendida desde la cultura y supuestamente represente una de las esencias nacionales. En lo que a mí respecta, el bochornoso espectáculo de esos matarifes engalanados provoca (además de la náusea) que me avergüence de haber nacido en este país. No me vale la excusa de que es “una tradición”: también lo era arrojar una cabra desde un campanario.

En mi modesta (y no sé si molesta) opinión, el tal José Tomás, al igual que el resto de sus compañeros de gremio, no merece ocupar una primera plana, no es un héroe, ni un artista, ni mucho menos una leyenda. Y El País debería haberse abstenido de poner esa imagen que glorifica la crueldad.

Este espectáculo me resulta muy doloroso, en primer lugar por el pobre animal con la lengua fuera, temblando y sangrando por los cuatro costados; cuando les dices esto, los taurinos te espetan eso de que si no existiera el toreo, la raza del toro de lidia se extinguiría. Primero: no me lo creo: si los toros los tienes en el campo tan ricamente, dudo mucho que desaparezcan. Segundo: y si fuera cierto, no sé que es peor: dejar que la evolución siga su curso natural, o mantener viva a una especie de manera artificial sólo para poderla torturar.

Pero, además del dolor de la bestia, me espeluzna el público: que hombres y mujeres supuestamente civilizados paguen y se engalanen para presenciar tal espectáculo me hace dudar de la bondad humana. ¿Qué diversión, qué arte, qué placer puede haber en ver como un ser vivo es aniquilado de manera cruenta? ¿Qué clase de sádico hay que ser para aplaudir este crimen?

Muchos se quejan del cine gore o de los videojuegos. Sí, son violentos y crueles, pero en última instancia, son ficciones. En el caso del toreo, la sangre, el dolor y la muerte son reales. Y encima lo llaman arte.

03 junio 2008

En busca de la magia perdida

Hay cosas que mejor es no tocarlas, y una de ellas era la trilogía de Indiana Jones. Siendo honestos, ninguna de sus partes era, en sí misma, una película 100% redonda (aunque la primera casi lo era), pero en conjunto habían logrado crear un mito contemporáneo a partir del arquetipo del héroe clásico, tamizado por unas pinceladas de ironía postmoderna y algo de la acción cruel propia de los ochenta. El plano final de "La última cruzada" era un gran colofón: la silueta de los héroes recortada contra la puesta de sol, otorgándoles un halo mítico y anunciando un porvenir de más aventura.


Por desgracia, la nostalgia mal entendida y la avaricia han hecho que el mito regrese dos décadas después, con brillo, pero sin magia: "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" es un espectáculo brillante en lo técnico, con algunos planos que quitan el aliento, pero carente de todo humor y carisma. Los personajes deambulan como almas en pena de un decorado a otro y no hay química entre ellos: resulta sintomático que la pareja Harrison Ford- Karen Allen que tan bien funcionó hace un cuarto de siglo ahora quede tan forzada en pantalla.


Desaprovechar a Cate Blanchett de la manera que se hace en esta película es un delito cinéfilo: su personaje es presentado de manera impecable, anunciando que vamos a disfrutar de una de esas villanas de antología…y a mitad de película es como si se hubieran olvidado de escribirle las líneas, tornando a esta agente del KGB en un pelele con peinado a lo Louise Brooks. Además, tanto anunciar sus supuestos poderes mentales media película, y al final éstos nunca llegan a despuntar.

Lo peor, sin duda, es el modelo de escena de acción elegido, más acorde con las modas actuales a lo Michael Bay que a la propia tradición de la serie: en las películas anteriores, las hazañas de Indy eran exageradas y totalmente imposibles, pero de alguna manera Spielberg lograba la necesaria suspensión de descreimiento para que nos las tragáramos, o al menos las remataba con algún gag humorístico digno.

En cambio, en esta entrega todo suena a falso y artificial: la persecución en la selva tiene un momento Tarzán sonrojante, amén de un improbable duelo a espada a bordo de un coche que parece más propio de los piratas del Caribe que de Indiana Jones. Tampoco ayuda que en estas escenas el ordenador y los decorados canten tanto: quizá el éxito de escenas tan alocadas en las partes precedentes se debiera a que sus trucajes no eran tan evidentes y, por tanto, la ilusión de realidad era mayor.


Harrison Ford conserva intacto su carisma: lo suyo es hacer de pícaro bravucón despendolado, ya sea un arqueólogo o un cazarrecompensas galáctico. Desde que le ponen un traje, matan todo su encanto. Y se ha pegado veinte años trajeado, así se explica su declive de los últimos lustros. Este filme recupera lo mejor del actor, pero él solo no puede levantar el espectáculo: eso es un hazaña imposible incluso para Indiana Jones.

Lo que podría haber sido un gran reencuentro, se queda en un competente y entretenido espectáculo, en el que a veces se vislumbra le genio de Spielberg, pero que se queda corto. Aunque puede que el problema sea que las expectativas eran demasiado altas…

28 mayo 2008

Uno de los grandes
Los aficionados al cine solemos tener nuestro panteón de directores y eso nos convierte en ocasiones en seres monotemáticos que hablan siempre de los mismos: que si Coppola, que si Carpenter, que si Scorsesse, que si Burton, que si blablablá… Por ello, no es de extrañar que frecuentemente caigamos en injustos olvidos, como si no hubiera más cineastas destacables en el mundo. A mí me ha pasado esto con Sidney Pollack, un director que, a priori, nunca diría que es de mis favoritos. Al leer la triste noticia de su muerte, hice un repaso mental de su filmografía, y sólo entonces reparé conscientemente en que el tío era un director como la copa de un pino.

Hagan memoria: Danzad, danzad, malditos; Los tres días del cóndor; Las aventuras de Jeremiah Johnson; Tal como éramos; Tootsie; Yakuza; El jinete eléctrico; Memorias de África; La tapadera… ya quisieran muchos directores laureados tener en sus filmografías la mitad de estos títulos, sobre todo los de los 70 y mediaods de los 80, su periodo de más calidad. Incluso sus peores películas, como La intérprete tienen grandes momentos (en este caso, la electrizante secuencia del atentado). De repente, me he sentido mal por haber mantenido en mi escala cinéfila a este figurón en un escalafón tan modesto. Era un estupendo director de actores y, aunque se lo tiene sobre todo por un director romántico, también era un maestro en las escenas de suspense.

A ello deberíamos añadir su calidad interpretativa, sobria pero convincente (justo las mismas características de su dirección). Últimamente había hecho de abogado sin escrúpulos en Michael Clayton, pero también es estimable su corta pero hilarante secuencia en La muerte os sienta tan bien, su secundario de lujo a las órdenes de Kubrik en Eyes wide shut y, sobre todo, su papelón en Maridos y mujeres, de Woody Allen.

Curiosamente, hace un par de días leía acerca del estreno de un telefilm producido por él protagonizado por Kevin Spacey, titulado Recuento, que ha tenido muy buenas críticas y que no sé yo si podremos ver por estos lares. Narra en clave de farsa el irregular escrutinio de votos que dio la victoria a George W. Bush en Miami Dade frente a Al Gore (Pollack era del frente progre de Hollywood, motivo que aumentan aún más mis simpatías).Y un día después, me toca leer su fatídico obituario. Una verdadera lástima, porque se ha ido uno de los grandes… sólo que he tardado algo de tiempo en darme cuenta.


25 mayo 2008

Tienen que cerrar Eurovisión con un candado de los gordos y tirar la llave por la alcantarilla

Tras ver el Festival de Eurovisión 2008 el pasado sábado 24 de mayo, me reafirmo en lo que ya expuse hace unos meses: lo más sano, coherente, cabal y lógico es tomarse este certamen a cachondeo, por lo cual la opción Rodolfo Chikilicuatre me parece la más acertada. Porque vale, es hortera, friki y ridícula. Pero es así a propósito. ¿Ustedes vieron al ruso que ganó? Sí, ese que iba descalzo y de blanco nuclear, se abrió la camisa antes de dar la segunda nota y se acompañó por un violinista sobreactuado tocando un Stradivarius y un patinador sobre hielo cuyos brazos debían estar desencajados de tanto que los movió y que había que verlo para creérselo. La canción era más audible que el Chiki Chiki, aunque no dejaba de ser la enésima balada melosa, similar a otras diez que se oyeron esa noche. Pero la puesta en escena y la coreografía (por llamarlo algo)…eso sí que era friki, hortera y ridículo… ¡y era en serio! Mejor véanlo (pero sólo una vez, más sería temerario y un suicidio mental):



No voy a ser tan ácido como para decir que todo el festival fue una porquería: había canciones que, sin ser maravillas, eran más que dignas. Sin embargo, ya han visto lo que prefirió el “público soberano”. Visto lo visto, entiendo perfectamente que Austria se haya mandado a mudar del festival. Así que España, o bien se retira de futuras ediciones y deja que esas alegres repúblicas bálticas sigan votándose entre ellas, o persiste en la vía chikilicuatrera: contra la horterada, cachondeo.

22 mayo 2008

Héroes

Hoy estrenan la última película de Indiana Jones (de la cual hablaré cuando haya podido verla, ganas no me faltan), y se palpa en el ambiente mucha expectación. Acaso porque estamos faltos de héroes, y por ello disfrutamos tanto cuando podemos ver a uno en acción, aunque sea en el cine. La realidad es dura y compleja, y no parece apta para heroicidades: a la hora de la verdad, pocos serían capaces de arriesgar su vida por la de otra persona o por luchar contra la injusticia. Pero de vez en cuando la vida nos regala a una persona extraordinaria que, en ocasiones, posee un valor superior al de cualquier ficción.

Desde hace años las costas de Gran Canaria cuentan con un peculiar guardián, de nombre Manuel Sosa, más conocido como Sandokán, que ha salvado más de doscientas vidas de bañistas en apuros. El hombre ahora pasa por un duro trance de salud del que poco a poco se está recuperando, y desde ayer ostenta la flamante Medalla de Oro de Canarias, que recibirá el próximo 30 de mayo. Puede que no sea tan fotogénico como Harrison Ford, pero desde luego que tiene el mismo carisma y muchísimo más valor. Desde aquí, enhorabuena.

(Foto: Manuel Sosa, foto de Juan Carlos Alonso para Canarias7)

19 mayo 2008

¿Y los royalties del Dr. Moreau?

Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, y hay noticias que al leerlas se te queda cara de lelo. La cosa no es únicamente que un grupo de científicos haya ideado la manera de crear embriones híbridos de humano y vaca, sino que el parlamento británico ha aprobado la ley que permitirá que esos experimentos sigan adelante.

Generalmente me considero una persona abierta a los avances científicos, y seguramente este procedimiento será muy útil para investigar ciertas enfermedades. Pero lo de mezclar humanos con vacas (o churras con merinas, que al final es lo mismo) produce en mí el mismo efecto que una sobredosis de los yogures esos que regulan el tránsito intestinal. Hace cincuenta años empezaron a investigar la fusión del átomo por el bien de la humanidad, y fíjense la que se montó.

Por ahora la ley sólo permite que esos embriones fecundados vivan catorce días. Pero mi imaginación frikosa, afectada por tantos años de películas de marcianos y alimañas varias, no puede evitar pensar en un futuro de humanos mutantes: policias con genes de doberman, inspectores de hacienda con ADN de mosquito y obreros dóciles con cerebro de ovejita, por ponernos en plan distopía chungui-salchichera.

Hoy más que nunca me acuerdo de ese doctor Moreau que ideó H.G. Wells y que en cine tuvo las pintas de Charles Laughton, Burt Lancaster y Marlon Brando en sucesivas versiones. Me pido ser “el que dice la ley”, que tenía cuernos de chivo pero al menos era medio jefe.

17 mayo 2008

Telma Ortiz no tiene razón; los medios tampoco

La demanda de Telma Ortiz contra treinta medios de comunicación ha sido desestimada por la juez, ya que, según el auto, la interesada es una persona con proyección pública y, por tanto, la ley indica que se la puede fotografiar en lugares abiertos. Entre los editores de entretenimiento rosa (me niego a llamarlo periodismo), se ha recogido la noticia con satisfacción, y se les ha llenado la boca hablando de “censura previa”, “libertad de expresión” y demás grandes palabras.

La Ortiz es una persona pública aunque le pese; al fin y al cabo, no es culpa suya que su hermana se casara con quien lo hizo, por lo que se podría decir que Telma es famosa por “causas sobrevenidas”. Pero la cuestión aquí es si el hecho de tener proyección pública la obliga a tener que soportar una nube de fotógrafos a cada paso que dé. La ley dice que sí, y como tampoco estableces grados entre las personas públicas, me temo que la pobre se tendrá que aguantar. Pero a nadie se le escapa que no es lo mismo Telma Ortiz, famosa a su pesar, que Ana Obregón, famosa compulsiva. Y la ley debería recoger esos matices.

Por otro lado, me repugna que ciertos medios de comunicación hablen tan alegremente de evitar la censura y defender la libertad de expresión. Este derecho le costó la cárcel, el exilio o el ostracismo a mucha gente en un pasado no muy lejano, y no creo que sufrieran lo que sufrieron para que ahora unos cotillas a sueldo se dediquen a hurgar en la basura, espiar e, incluso, inventar montajes. La libertad de expresión no es, o no debería ser, para eso.


La ley española, quizá porque el franquismo está aún latente, es muy laxa a la hora de condenar los abusos de la prensa, y prácticamente deja sin protección a los famosos. Pero creo que ya empieza a haber una demanda social para que se regule mejor cierto tipo de publicaciones y medios de comunicación que abusan de este y otros derechos de manera manifiesta.

Si entendemos que noticias son hechos novedosos de interés general, observamos que la mayoría de los artículos que aparecen en ese tipo de publicaciones no pueden considerarse como tales: ¿es noticia que un famoso divorciado salga al parque con su hijo? ¿O que vaya con su familia a la playa? ¿O que salga a cenar con unos amigos? ¿O abordar a cualquiera que esté en un aeropuerto para irse de vacaciones? ¿De verdad eso es de interés general? ¿El conocimiento de esos hechos tan “importantes” es relevante para fomentar el necesario debate social que debe existir en la opinión pública de una sociedad democrática?¿Queremos derrochar la libertad de expresión con esas tonterías?


No digo que ese tipo de entretenimiento cotilla no pueda existir, pero hay modos y modos de hacerlo. Aquello que antes se llamaba “ecos de sociedad” puede darse (y de hecho se da en revistas como Hola), sin que ello suponga un atropello para las celebridades. Lo cierto es que la legislación española es muy endeble en este aspecto, pero no me extrañaría nada que con el tiempo se pusiera a la par que el resto de países.


Así que en este caso, Telma Ortiz no tenía razón, pues ella, le guste o no y por los pelos, es una persona noticiable a causa de su parentesco. Pero tampoco la tienen los medios exonerados: para informar no hace falta acosar, y está por ver si muchas de las cosas que intentan hacer pasar como noticias realmente lo son.

16 mayo 2008

Si Kubrick levantara la cabeza...

No me gusta abusar de vídeos de Youtube, pero este es francamente divertido: unos tipos han realizado un nuevo trailer de la terrorífica "El resplandor", de Stanley Kubrick, y la han convertido... ¡en una comedia familiar!




Pueden encontrar muchos más en The trailer mash, página en la que internautas ociosos se dedican a remontar clips promocionales de películas. Así, han convertido "El rey león" en una peli de terror, y Brokeback Mountain en una de acción, por poner un par de ejemplos.

13 mayo 2008

Los insectoides de planeta Sargón VII han secuestrado a Meg Ryan y la han sustituido por un clon de las rebajas


Sólo así puedo explicar las pintas de la que fuera bella actriz en el bodrio que acabo de ver, “Mi novio es un ladrón” o algo así, una cosa infame en la que también sale Antonio Banderas con un peinado imposible. Si no me creen, miren bien la foto de arriba.

Lo de la Ryan es de juzgado de guardia: pensaba que ninguna cara podía desfigurarse más a causa del colágeno y la cirugía estética que la de Melanie Griffith (curiosamente esposa de Banderas), pero Meg Ryan en esta cinta la supera con creces. Como siga así, la duquesa de Alba será todo un ejemplo de naturalidad a su lado.

Como es habitual en ella, la Ryan se pega media película sonriendo… y el resultado da escalofríos: esa sonrisa antinatural parece más una mueca, y a buen seguro le servirá a la actriz para hacer de la Joker en una próxima peli de Batman. Lo que se van a ahorrar en caracterización.

Muchos pensarán que me estoy ensañando injustamente con la actriz, pero es que ya me estoy hartando de esas mujeres bellas que por ese miedo irracional a envejecer, se someten a cualquier barrabasada quirúrgica para eliminar todo vestigio de arrugas. El resultado suele ser grotesco, y lo que no entiendo es que a estas alturas, tras tantos ejemplos de lo inútiles que son las operaciones faciales de tal calibre, sigan procediendo con tanta vehemencia a este cruel proceso de barbieficazión.


Puedo entender un retoquito aquí o allá, pero lo que la Ryan o la Griffith es muñequizarse y eliminar todo rastro de expresión y, casi, de humanidad. Y como siga así, la Kidman va por el mismo camino. Soy consciente de que en el fondo son víctimas de un star-system que las condena a estar eternamente jóvenes so pena de acabar haciendo telefilmes basados en hechos reales, pero ese es otro asunto que quizá debería tratar en otro post.

(La película, por cierto, es una comedia en la que sólo te ríes con el trailer de "Superagente 86" que ponen antes, así que calculen... Una lástima que su plantel de actores correcto, en el que también están Colin Hanks o Selma Blair, haya perdido el tiempo en este telefilm con ínfulas. Pero está claro que la Ryan debe sacar dinero de algún lado para pagarse la silicona).

12 mayo 2008

¿La justicia es ciega… o simplemente imbecil?

Lo pregunto para intentar racionalizar el esperpento que está sucediendo con Julián Muñoz y sus 40 ladrones. Se llenaron ilícitamente los bolsillos a base de ladrillazos por toda la costa andaluza y, como si esto fuera una peli americana de esas en las que ganan los buenos, los trincaron bien trincados. ¿Final feliz? Parece ser que no, ya que el fiscal de turno debía tener las defensas bajas la semana pasada, y en lugar de meterles el preceptivo puro, hizo un trato por el cual se archivarán las aproximadamente 100 causas judiciales pendientes (no una, ni dos…) a cambio de que los acusados cumplan tres años de condena.

Desconozco las razones que han motivado este acuerdo (espero que no haya sido porque un familiar de Robert Duvall le haya hecho a nadie una oferta que no pudiera rechazar), pero lo que está claro es que resulta claramente insultante para la gente decente que un elemento como el señor Pantojo se vaya de rositas con apenas tres años de cárcel y diez de inhabilitación para cargo público.

Lo peor es que cuando este “señor” cumpla su “condena”, será libre para sacar de las Islas Caimán, Liechtenstein, Suiza o donde sea que lo haya metido, todo el dinero que se mamó a costa de los marbellíes. Así da gusto cumplir tres o los años que sean.
Con casos como este, es lógico que el ciudadano medio piense que, como mínimo, la justicia no funciona, y como máximo, que es corrompible y sobornable.

Otra percepción que existe es la del doble rasero que se aplica: la gente con pasta, llámense Muñóz o llámense Albertos, se libra gracias a maniobras legales que ríete tú del triple carpado mortal hacia atrás de los saltos de trampolín. En cambio, como a un pobre currante le pille Hacienda haciendo mal las retenciones, no nos libra ni Perry Mason.


A este paso, los muchachotes de Coslada van a salir libres y con una medalla al valor, otra por los servicios prestados, y tres pagas extras.

05 mayo 2008

Vivir con miedo
Reseña de "Todos estamos invitados"


La última película de Manuel Gutiérrez Aragón es valiente, comprometida y bienintencionada. Verla nos ayuda, si no a conocer, por lo menos a empatizar más con el llamado “problema vasco”. Pero, por desgracia, en el apartado estrictamente cinematográfico se queda corta y, sin llegar a ser una mala cinta, tiene algunos problemas que le restan credibilidad.

El film logra reflejar perfectamente que la situación de crispación continua vivida en el País Vasco no se circunscribe solamente a los ámbitos político y policial, sino que se extiende por toda la sociedad. La idea de utilizar un club gastronómico como entorno en el cual el protagonista sufrirá la primera amenaza de muerte es magistral, ya que ese ámbito tan tradicional sirve perfectamente como metáfora de Euskadi: un espacio en el que unos agreden, otros son agredidos, y el resto mira para otro lado, lo cual los convierte en cómplices por omisión.

La tesis del film es que la violencia de ETA puede afectar a cualquier persona; en ese sentido, el título de la película es muy elocuente: “Todos estamos invitados”, es decir, las amenazas nos pueden tocar a cualquiera de nosotros. El problema es que la pareja protagonista, un galán como José Coronado y una belleza italiana como Vanessa Incontrada, no casan con lo que podríamos entender como personas normales. El mensaje calaría más hondo si los protagonistas parecieran menos estrellas de cine y más gente de a pié. Y que conste que esto no es una crítica al trabajo de ambos intérpretes, porque lo hacen francamente bien; es un error de casting.


En cambio, la representación de los violentos está más lograda: Iñaki Miramón tiene un físico menudo y de aire inofensivo, y sin embargo es el que profiere a Coronado la impactante amenaza “disfruta las cocochas porque serán las últimas que te vas a comer en tu vida”. Hubiera sido un error poner a un actor con cara de villano, porque eso iría en contra de la idea de la película, es decir, que la violencia terrorista es un hecho común protagonizado por personas comunes. Por su parte, Óscar Jaenada sabe resolver el papel de terrorista amnésico que bascula entre la confusión y la ideología.

Tampoco ayuda a la credibilidad de la cinta una banda sonora del usualmente inspirado Ángel Illarramendi, que en esta ocasión llega a ser totalmente intrusivo en un par de escenas (el paseo por la playa y la persecución final). En general, la música, muy bella considerada en sí misma, resulta demasiado melódica, y a esta cinta le iba mejor una banda sonora más crispante.

La película no posee alardes fotográficos, y se aprecia cierta precipitación en la progresión dramática, no sé si a causa del montaje o del guión (probablemente una combinación de ambos). El caso es que a veces da la sensación de que las cosas suceden porque sí, o no se aportan demasiados detalles de lo ocurrido.


En suma, una cinta con buenas ideas e intenciones que se ve malograda por una ejecución que se queda a medias. Aún así, recomiendo a todo el mundo que la vea, aunque es un consejo más movido por el civismo que por la cinefilia.

(Foto: Óscar Jaenada en un fotograma de la película)

04 mayo 2008

Robert pecholata
Reseña de “Iron Man”

La adaptación al cine del superhéroe que por estos lares conocíamos como “El hombre de hierro” ha resultado ser más satisfactoria de lo esperado. El personaje siempre ha sido un segunda fila, más recordado por ser miembros del supergrupo Los Vengadores que por sus propias aventuras en solitario. Sólo alcanzó cierta notoriedad cuando los guionistas del comic decidieron convertir al protagonista, el millonario Tony Stark, en alcohólico para darle un toque de melodrama. Pero en líneas generales, es un personaje que, más allá de su armadura superchula, ha tenido una existencia algo anodina en el mundo del tebeo.

Y quizás esa falta de notoriedad del personaje haya jugado a favor de la película, ya que no existían muchas expectativas sobre ella ni se contaba con una gran base de fans a los que hubiera que contentar. Adaptar figuras icónicas como Batman o Spider-Man supone, sin duda, un plus de responsabilidad a sus directores, lo cual ha contribuido a darles un peso excesivo a las partes dramáticas. Así, con Batman quizá se han pasado de oscuro, y con Spider-Man han exagerado el componente sentimental. Creo que es porque existe cierto complejo a la hora de adaptar un comic “para chavales” y, por miedo a que el resultado quede excesivamente simplón, se tiende a cargar las tintas en los elementos “serios” y dramáticos.


En el caso de “Iron Man”, hay partes con drama y cierto subtexto pacifista-pero-menos que no está mal: el héroe es un fabricante de armas que reniega de su viejo negocio… aunque para impartir justicia se haga una super arma que reparte estopa que es un primor. Pero en ningún momento se deja que todo eso ahogue el espíritu aventurero. “Iron Man” es, desde la lejana “Flash Gordon” ochentera, la primera adaptación de un superhéroe que no pierde de vista que el género en cuestión es, por encima de todo, un divertimento.

Por eso la película es gozosamente excesiva en pro de la diversión, justo como los comics: Tony Stark es la caricatura del millonario bocazas, la tecnología que refleja es simplemente irreal (aunque el diseño de producción logra la “suspensión de descreimiento” necesaria para que nos traguemos que esa armadura es posible o que el sistema de diseño holográfico que tiene el prota en su mansión es veraz), y todo ello está adornado por una banda sonora guitarrera que evita que te lo tomes todo demasiado en serio.

El director, Jon Favreu, se ha preocupado más por dotar de continuidad a las escenas que por conseguir planos chulos o preciosistas. Pero la estrella es Robert Downey Jr. que se apropia de la película a base de carisma. Su papel tampoco es que le exija demasiado, pero con su aire irónico consigue que un capullo integral como Tony Stark nos caiga simpático. El resto del reparto está igualmente bien, y se agradece que en la relación entre el protagonista y su ayudante Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) la tensión sexual no caiga en el almíbar y se oriente más hacia la comedia.


En suma, la película ideal para desconectar y pasar un buen rato. Aunque la gran película de superhéroes de la temporada aún no ha llegado (será “El caballero oscuro”, secuela del hiperserio Batman de Christopher Nolan), este “Iron Man” es una pequeña delicia altamente recomendable.


(Foto: La armadura tuneada del protagonista)

28 abril 2008

Ganadores

Me cuenta un par de amigos que asistieron al Gran Premio de Formula 1 en Montmelló este fin de semana que, cuando Fernando Alonso abandonó la carrera por una avería, parte del público se levantó de la grada y se fue, a pesar de que aún restaba media carrera. En las noticias leo, además, que en la jornada anterior, nada más saberse que el corredor español había logrado una sorprendente segunda plaza en la parrilla de salida, las llamadas para comprar una entrada a última hora colapsaron la centralita. Conclusión: el público no quiere ver Formula 1, quiere ver a Alonso ganar; a la gente le importa un pito el deporte, lo único que quiere es ver ganadores.


Se nos dice que la Fórmula 1 ha dejado de ser un deporte minoritario en España para convertirse en un fenómeno de masas, pero eso habría que matizarlo: lo que ha sido un boom es Alonso, no el deporte en sí. Si el corredor asturiano dejara mañana la competición, seguramente esos millonarios derechos por los que tanto ha pagado la Sexta para arrebatárselos a Telecinco no valdrían ni el papel en el que están rescritos.

La cuestión de fondo de todo esto es el cada vez más unánime y desolador culto al ganador que se da en esta sociedad: el público no quiere ver deportistas, sino ganadores, no quiere escuchar música, sino los números uno de los 40; no quiere ver cine, sólo la película que arrasó en su primer fin de semana en taquilla; no quiere leer, sino devorar ese tocho que ha vendido nosecuántos en un fin de semana…

Supongo que habrá una razón antropológica oculta bajo todo ello, que tendrá algo que ver con la cohesión social. El individuo, que vive en una sociedad cada vez más jodida y alienante, logra parte de su cuota de seguridad haciendo, consumiendo o viendo lo mismo que el resto de individuos alienados. Escuchar algo sabiendo que también lo escuchan otros miles de personas a mucha gente le hace sentir más integrada en la sociedad, aunque sea en un plano inconsciente.

Así, en este proceso de aborregamiento global, el culto al ganador se ha convertido casi en la razón de ser de la cultura y el espectáculo de masas. Por supuesto, siempre quedan los freakies, los heavys, los que veían Formula 1 cuando era una cosa rara mal emitida en la 2 de madrugada… en suma, los públicos minoritarios. Tampoco es cuestión de ponerse snob ni convertirse en un elitista vocacional; digo yo que aún será posible un término medio. Eso espero, por Tutatis.

19 abril 2008

Sueños rotos

Ya ha comenzado la nueva edición de Operación Rebuzno. Si ese programa tuvo alguna vez sentido, ya hace tiempo que ha perdido el Norte y tiene poco que ver con la música. En su primera gala, una chica que cantaba mal, desafinaba e hizo que su compañera de dúo también perdiera el tono, fue salvada. En cambio, dos chicos que , sin ser maravillosos, lo hicieron objetivamente mejor que ella, están ominados y ya tiene prácticamente un pie en la calle. Lo dicho: si la música importara en ese concurso, la situación sería justo la contraria.


El programa es una gran farsa, ya que promete ser el trampolín para lanzar una carrera musical, pero lo cierto es que no lo es: Bisbal y Bustamente han sido accidentes; del resto de “triunfitos” ¿quién se acuerda? Por ejemplo, esos ilustres canarios como Sergio Rivero, Ramón, Idaira o Tony Santos, que tantas masas enfervorecidas movieron en estas islitas, ¿dónde están hora? Muchos intentan currarse una nueva carrera, y cuando se les lee en entrevistas, es evidente que, aunque no lo digan claramente, su paso por OT es una losa de la que desean librarse. Lo honesto por parte de la cadena sería no prometer ese lanzamiento, simplemente darle dinero al ganador y decirle: “Te hemos formado y dado pasta, ahora búscate tú la vida”.


La revista Interviú, entre culo y teta, suela sacar de vez en cuando algún artículo interesante, y recientemente ha publicado un estudio que revela el potencial del programa para promocionar artistas… que resulta ser nulo. Elocuentemente titulado “Operación fracaso”, el artículo aporta datos tan escalofriantes (ya será menos) como que de 82 concursantes que han pasado por las ediciones anteriores, sólo ocho han conseguido una carrera musical de éxito.

Hay que desmitificar de una vez ese concurso que muchos aún tienen por auténtico catalizador de talentos. Lo cierto es que no es más que un mero artefacto recaudador destinado a que nos dejemos los cuartos a base de SMS. Vamos, lo mismo que esos cutres programas de madrugada en las teles locales, pero en fino.

06 abril 2008


La última carrera de Ben Hur

La muerte de Charlton Heston es una noticia terrible para todo cinéfilo. El actor se había ganado las antipatías de medio mundo, yo incluido, por su defensa de la reaccionaria Asociación Nacional del Rifle, hasta el punto de que muchos lo consideraban algo así que un cromagnon involucionado digno de todo descrédito. Desde luego, no puedo decir que me gustara esa faceta facha del personaje, pero no creo que sea este el momento para dejar que fluya la bilis. Mejor recordarlo como lo que era: un buen actor y todo un icono.


Heston poseía un físico envidiable tanto por su apostura como por su porte y músculos. Además, poseía una mirada intensa y una voz grave que lo hacían ideal para encarnar a héroes. Y eso no está al alcance de todos: hay actores de carácter que maquillados y arropados por otros elementos, pueden hacer casi cualquier papel. Pero apara encarnar a un héroe arquetípico, es necesario tener físico, carisma y la capacidad interpretativa necesaria para llevar el peso de un film sobre los hombros. Todos conocemos de tipos cachas que actualmente encarnan al muchacho de la película con escasa fortuna porque sólo aportan bíceps, pero no intensidad ni convicción dramática. Heston poseía ambas cualidades.

Pero además era un actor con inquietudes artísticas: no dudó en maquillares para parecer un policía mexicano en “Sed de mal” de Orson Welles; a un Miguel Ángel obsesivo en “El tormento y el éxtasis” de Carol Reed; a un militar yanqui en “Mayor Dundee” de Sam Peckimpah; al astronauta Taylor de “El planeta de los simios” de Flanklin Schaffner; al señor feudal calentorro de “El señor de la Guerra”, también de Schaffner; al Cid campeador de Anthony Mann. Incluso sus papeles más explotados y en cierta medida más denostados, Moisés y Ben Hur, si se analizan objetivamente, hay que reconocer que eran retos interpretativos no exentos de dificultad. Otra cosa es que le pusieran esas barbas de algodón cutre que matarían la mejor actuación…

En suma, que a pesar de los rifles y las barbas de pega, Heston era un actor que sabía como llenar la pantalla (y al parecer, en teatro era todavía mejor). Como homenaje, creo que la próxima Semana Santa, en lugar de evitar la película como hago habitualmente, me sentaré a ver Ben-Hur. Y de paso, espero no volver a escribir necrológicas en mucho tiempo, que el blog está últimamente de un fúnebre que da yuyu.


(Foto: Heston en su rol más célebre)