04 mayo 2008

Robert pecholata
Reseña de “Iron Man”

La adaptación al cine del superhéroe que por estos lares conocíamos como “El hombre de hierro” ha resultado ser más satisfactoria de lo esperado. El personaje siempre ha sido un segunda fila, más recordado por ser miembros del supergrupo Los Vengadores que por sus propias aventuras en solitario. Sólo alcanzó cierta notoriedad cuando los guionistas del comic decidieron convertir al protagonista, el millonario Tony Stark, en alcohólico para darle un toque de melodrama. Pero en líneas generales, es un personaje que, más allá de su armadura superchula, ha tenido una existencia algo anodina en el mundo del tebeo.

Y quizás esa falta de notoriedad del personaje haya jugado a favor de la película, ya que no existían muchas expectativas sobre ella ni se contaba con una gran base de fans a los que hubiera que contentar. Adaptar figuras icónicas como Batman o Spider-Man supone, sin duda, un plus de responsabilidad a sus directores, lo cual ha contribuido a darles un peso excesivo a las partes dramáticas. Así, con Batman quizá se han pasado de oscuro, y con Spider-Man han exagerado el componente sentimental. Creo que es porque existe cierto complejo a la hora de adaptar un comic “para chavales” y, por miedo a que el resultado quede excesivamente simplón, se tiende a cargar las tintas en los elementos “serios” y dramáticos.


En el caso de “Iron Man”, hay partes con drama y cierto subtexto pacifista-pero-menos que no está mal: el héroe es un fabricante de armas que reniega de su viejo negocio… aunque para impartir justicia se haga una super arma que reparte estopa que es un primor. Pero en ningún momento se deja que todo eso ahogue el espíritu aventurero. “Iron Man” es, desde la lejana “Flash Gordon” ochentera, la primera adaptación de un superhéroe que no pierde de vista que el género en cuestión es, por encima de todo, un divertimento.

Por eso la película es gozosamente excesiva en pro de la diversión, justo como los comics: Tony Stark es la caricatura del millonario bocazas, la tecnología que refleja es simplemente irreal (aunque el diseño de producción logra la “suspensión de descreimiento” necesaria para que nos traguemos que esa armadura es posible o que el sistema de diseño holográfico que tiene el prota en su mansión es veraz), y todo ello está adornado por una banda sonora guitarrera que evita que te lo tomes todo demasiado en serio.

El director, Jon Favreu, se ha preocupado más por dotar de continuidad a las escenas que por conseguir planos chulos o preciosistas. Pero la estrella es Robert Downey Jr. que se apropia de la película a base de carisma. Su papel tampoco es que le exija demasiado, pero con su aire irónico consigue que un capullo integral como Tony Stark nos caiga simpático. El resto del reparto está igualmente bien, y se agradece que en la relación entre el protagonista y su ayudante Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) la tensión sexual no caiga en el almíbar y se oriente más hacia la comedia.


En suma, la película ideal para desconectar y pasar un buen rato. Aunque la gran película de superhéroes de la temporada aún no ha llegado (será “El caballero oscuro”, secuela del hiperserio Batman de Christopher Nolan), este “Iron Man” es una pequeña delicia altamente recomendable.


(Foto: La armadura tuneada del protagonista)

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