31 julio 2006

Música de Cine en Úbeda: John Debney

Además de Poledouris, otro héroe del II Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda fue John Debney, lo cual para mí fue una sorpresa. Antes del evento, pensaba que tendría la típica actitud de divo hollywoodense, ya que aún estaban cercanas las mieles de su nominación al oscar por La pasión de Cristo.

Además, nunca ha sido un compositor que me atrajera especialmente: a pesar de que domina la orquesta, es versátil y sabe coordinarse con las imágenes, siempre me ha parecido algo falto de personalidad. (me costaría identificar un “estilo Debney”).
Con todo, es un gran profesional, y tras poder escucharlo y ver cómo trabajaba, no puedo evitar tener algo de mala conciencia por haberlo considerado de una manera tan fría estos años.

En ocasiones conocer de cerca de un creador produce decepciones, ya que descubres que alguien que admiras es un capullo. En este caso (y en de John Frizzell) me ha pasado lo contrario: alguien cuya obra no me atraía especialmente ha suscitado mi interés tras comprobar su talla personal (y no me refiero a la altura).


Su charla, como no podía ser menos, trató sobre La pasión de Cristo, su partitura más importante hasta la fecha. Este proyecto le ha granjeado a Debney muchos elogios, el CD ha sido un éxito de ventas y el propio compositor ha preparado una sinfonía basada en su partitura para el cine. Particularmente, siempre me ha parecido un trabajo algo epatante, con fragmentos algo cansinos y otros muy pomposos, aunque reconozco que el tema de la resurrección es maravilloso y que hace un brillante uso de la voz solista femenina, interpretada por Lisbeth Scott, quien también estuvo presente en Úbeda.

Debney inició su ponencia hablando de sus orígenes: además de formación musical, estudió arte dramático y durante un tiempo se planteó seriamente ser actor. Dentro de la música, su aspiración inicial era ser una “rock star”, pero como no creyó que los “pantalones de cuero apretados” le favorecieran, acabó recalando en la música de cine.


Para La Pasión, el compositor asignado era James Horner, que en el último momento se retiró del proyecto. Uno de los productores era amigo de Debney, y lo llamó pidiéndole ayuda, ya que tenían serios problemas para ponerle música a la película. Tras ver un copión, se sintió impactado que solicitó ser él el compositor. Unos días más tarde, Mel Gibson se personó en su estudio; en ese momento de la charla Debney hizo gala de sus habilidades como histrión: “Hago una imitación de Mel muy buena”, dijo, para personificar a continuación a la estrella australiana; no podría afirmar que la voz estaba lograda, pero la gestualidad estaba clavada.

Mel Gibson no tenía nada claro lo que quería para la música de la película, pero estaba claro que no deseaba una partitura de cine tradicional, basada en una serie de temas que se varían a lo largo del metraje. Al parecer, su idea era que se compusiera escena por escena, como si se trataran de cuadros independientes.

Debney indicó que para este trabajo hizo acopio de todos los instrumentos exóticos que pudo, procurando además que pertenecieran a varias culturas (citó La India, China y Oriente Medio), con la idea de lograr un sonido “global” que representara a todo el mundo, y que dejara implícito que aunque la historia de Jesús sucede en un momento y un lugar concretos, realmente concierne a toda la humanidad.

Otra curiosidad es que la orquesta sinfónica no se llega a escuchar al completo hasta la mitad de la cinta, en el momento en el que Jesús le dice a Pedro que a lo largo de la noche su discípulo lo negará tres veces. Según Debney, cuando la orquesta entra en ese punto tiene una fuerza especial, ya que de alguna manera pilla desprevenido al espectador.


Uno de los puntos fuertes de la partitura era, como se dijo, la voz solista. Debney recuerda que recurrió a ella porque un asunto que le quitaba el sueño durante la composición fue la ausencia de un tema principal. Viniendo la cinta, se dio cuenta de que toda la historia está narrada desde el punto de vista de María, y que reduciéndolo todo a la mínima expresión, la película es el relato de una madre. Debney recuerda que una de las escenas que más recuerda la audiencia es el flash back en el que María reconforta a un Jesús aún niño que acaba de caerse. Para ese momento a Debney se le ocurrió una canción con una letra sencilla: “No llores/ si caes/ mis brazos te recogerán/ si caes”.


El compositor pensó en seguida que la voz adecuada para cantarla era la de su amiga Lisbeth Scott. La llamó y le dejó un mensaje en su buzón de voz en el cual le cantó la pieza. Al poco tiempo ella respondió afirmativamente a la llamada, y a los pocos días se encontraba con la orquesta grabando el tema. Según Debney, lo logró a la primera toma. Cuando puso la escena a Gibson con la música, éste lloró y solamente acertó a decir, mirando a la pantalla: “Esa mujer... la voz de esa mujer…”. Al final, el tema suena tres veces a lo largo de la película: “Ahí tienen la trinidad, aunque no fue algo buscado”. La scott, por cierto, se ha convertido en una especilista en bandas sonoras, pues tras este proyecto, también se la ha podido oir en Las crónicas de Narnia, de Harry Gregson-Williams y Munich, de John Williams.

Durante el turno de preguntas, se le preguntó a Debney por las partituras propias que más le gustaban. Su respuesta fue sorprendente, pues a las que todo el mundo esperaba (La isla de las cabezas cortadas, La pasión, Dragonfly y La maldición de las brujas) añadió Princesa por sorpresa. Al parecer, la escribió con su madre recién fallecida, y se la dedicó a ella.

También recordó divertido su trabajo para El rey escorpión, ya que en él tuvo que sufrir una de esas “geniales” ideas que de vez en cuando tiene en Hollywood: ya que el protagonista era el atleta de lucha libre The Rock, a los productores no se les ocurrió otra cosa que pedir una partitura de Rock… ¡a pesar de que la historia sucede 3.500 años en el pasado!

Debney se ganó a los asistentes con su ponencia y también a lo largo del congreso, pues no dudaba en firmar discos y hacerse fotos en todo momento, a pesar de que estuviera cansado y recién salido de un ensayo. No es d eextrañar que el comentario general fuera: “Este Debney es un caballero”. Como colofón, al finalizar el evento el domingo, aceptó ser presidente de honor del congreso de 2007, por lo que volverá a Úbeda. Y nos puso a los asistentes los dientes largos cuando dijo: “El año que viene os vais a enterar”. ¿Qué planeará?

(Foto: En un momento fan-fatal, servidor con Mr. Debney)

27 julio 2006

Música de Cine en Úbeda: Basil Poledouris

Como decíamos ayer, la razón principal por la que fui a la bella ciudad de Úbeda fue por Basil Poledouris. Se trata de un compositor muy querido por los aficionados a la música de cine, pero desgraciadamente, desde hace unos años ha caído en desgracia dentro de la industria. El Hollywood de hoy prefiere los estruendos de Hans Zimmer y compañía, antes que el sinfonismo melódico de este compositor.

De hecho, tal y como nos sopló alguna persona de la organización, durante las charlas que pudo mantener con el compositor durante las comidas, éste se mostraba realmente pesimista, llegando incluso a decir que estaba retirado del mundo del cine, puesto que su carrera estaba “acabada”. Así de duro. Hoy por hoy, la única posibilidad de que Poledouris vuelva a ponerse ante una orquesta para grabar una partitura sería o bien que se tratara de un proyecto importante, o bien realizado por alguno de sus directores amigos… que también están “acabados” dentro de la industria: John Milius, Randall Kleiser y Simon Wincer.

Otro elemento que alarmó a los congresistas es el deterioro físico del músico. Durante todos los días del congreso, los aficionados caímos como aves de presa sobre los compositores en busca de firmas y fotos. En general, la organización era más o menos permisiva con esta práctica, salvo en el caso de Poledouris, al que siempre retiraban con la excusa de que estaba exhausto. Además, durante el concierto del sábado 22 de julio, cuando John Frizzell lo presentó, se refirió a él como un hombre de enorme “coraje”. Sin duda, ahí pasaba algo raro…

Finalmente, pudimos saber que el compositor había sido sometido a una delicada operación en la cabeza solamente dos semanas antes del congreso (por ello siempre llevaba una gorra). Estuvo a punto de no acudir a la cita, ya que los médicos le desaconsejaban, con toda lógica, hacer un viaje tan largo. Sin embargo Poledouris vino, lo cual a los aficionados nos emocionó sobremanera: hay que considerar que absolutamente todos los compositores que acudieron al evento lo hicieron sin cobrar un céntimo. Y en el caso de Poledouris, además, lo hizo en plena convalecencia. Realmente es un hombre con coraje.

En su crónica del evento, el crítico Conrado Xalabarder relata que al principio del congreso, Poledouris estaba tan abatido por sus circunstancias personales y profesionales, que le comentó que no pensaba que su presencia fuera a tener ningún reconocimiento especial. 304 congresistas inscritos le sacamos de su error cuando, por ejemplo, se formaba un corrillo a su alrededor cada vez que aparecía por el patio del Hospital de Santiago, o cuando fue ovacionado cuando subió al podio de la orquesta.

Y durante la gala del domingo por la mañana, otra nueva ovación hizo que el hombre se derrumbara y no pudiera reprimir un llanto de emoción. Sinceramente, creo que esta experiencia puede haberle servido para recargar las pilas anímicas, y darse cuenta de que aún tiene mucho público anhelando un nuevo trabajo firmado por él.
Por lo menos, durante estos días se le vio muy feliz.

La charla

La ponencia de Poledouris fue la que cerró el congreso, y versó en su primera mitad acerca de Conan el Bárbaro, la obra que había dirigido en el concierto del día anterior. El compositor dejó entrever una personalidad dinámica y carismática cuando decidió hablar al público de pié, paseando por el escenario, y rechazó utilizar micrófono. Además, en un par de ocasiones se sentó al piano para poner ejemplos de lo que decía.

Poledouris y John Milius, el director de Conan, eran amigos desde muy jóvenes, y ya entonces colaboraban musicalmente. Milius solía escribir historias y pedía al músico que las ilustrara al piano. Una de ellas era la típica narración romántica del soldado que retornaba a su casa herido tras la Guerra de Secesión estadounidense, para la cual Poledouris compuso un emotivo tema. Años después, cuando discutían la aproximación a la partitura de la película, John Milius recordó aquella pieza y pidió al compositor que la retomara para el film.

Poledouris tuvo que hacer un enorme esfuerzo para arcaizar el sonido de la película: supuestamente, los hechos de Conan acontecen en algún momento de la Edad de Hierro en el norte de Europa, por lo que se debía evocar ese pasado ignoto. El músico tocó al piano la primera versión que propuso del tema principal, y recordó cómo el director la rechazó formando una cruz con los brazos, alegando que era una pieza “demasiado cristiana”. Así que tuvo que simplificar aún más el tema, y como señaló en la ponencia, esa es la razón por la que suenan los metales de la manera que lo hacen al inicio de la película. (Lo pueden ver en este pequeño video):



El músico recordó que inicialmente él no era la primera opción para el trabajo. Milius tanteó a Ennio Morricone, pero éste temía volar a Los Angeles, y el director quería tener cerca al compositor durante la preproducción, por lo cual el italiano salió de la lista de candidatos. En ese momento, al productor Dino de Lautrentiis se le ocurrió sugerir que la película necesitaba una partitura rock. Milius echó balones fuera de una manera inteligente, contestando: “De acuerdo, pero sólo si la compone Jim Morrison”, a lo que el productor no puso problemas. De manera socarrona, Poledouris señala que De Laurentiis tardo un par de semanas en darse cuenta de que Morrison llevaba un año muerto.


A la hora de trabajar ese sonido primario y arcaico, Poledouris fabuló con la idea de que la historia de Conan fuera una leyenda que pasó de generación en generación a través de una canción folclórica o de la tradición oral, como sucedió, por ejemplo, con la historia de Troya. Por ello, solamente como sistema de trabajo, puso una letra muy básica y tonta (sic) al tema principal, para que a la hora de trabajar con él, estuviera presente ese elemento de poema épico oral. (Video):



Ya durante el turno de preguntas, se refirió a la segunda parte de Conan, a la cual se refirió diplomáticamente indicando que “no era su película favorita”. Frente a los muchos meses que tuvo para preparar la cinta de Milius, para la secuela solamente contó con nueve días, y para colmo, de los 80 músicos que le dieron para la parte primera, pasó a 40. Aún así, hizo un trabajo digno y bastante diferente a la primera entrega (a pesar de tener temas comunes), ya que, como reconoció el propio músico, son dos films muy diferentes: Conan el Bárbaro es grave y épico, mientras que Conan el Destructor es más ligero y aventurero.

Por supuesto, también se le preguntó por su ausencia de los últimos tiempos. Sin entrar en detalles personales, señaló que se debía en parte a que se ha mudado de Los Angeles a una isla en Seattle, trasladando todo su estudio. También indicó que no le gusta la manera de trabajar en el cine de hoy, que exige más música que antes en menos tiempo. Por ello, dijo que se estaba concentrando en proyectos musicales extracinematográficos, entre los que se incluye un ballet… basado en Conan.

(Foto: Poledouris junto a la cantante Lisbeth Scott, durante la firma de discos del congreso)

Música de cine en Úbeda: Otros testimonios

Aunque en mis sucesivos posts pondré alguna imagen de las que pude sacar, en este colocaré enlaces a páginas de otros congresistas que hayan publicado información adicional. Así que revísenlo de vez en cuando, porque en teoría iré añadiéndole cosillas durante estos días.

- Para empezar, un blog que se ha abierto para que quienes fuimos al evento colguemos nuestras fotos y videos. Creo que a la larga supondrá el mejor testimonio gráfico del evento.

- En un foro de fans de John Williams, algunos congresistas (sólo conozco a Peio) han puesto sus fotos y reseñas (in English!) de todo lo sucedido. Hay alguna del concierto, lo cual es un puntazo, sobre todo porque estaba prohibido sacar fotos ;-)

- Sergio Hardasmal, miembro de la organización responsable de prensa (y afortunado ganador en un sorteo de la partitura de Debney para La Pasión de Cristo), ha puesto en la red un album de fotos.

26 julio 2006

Música de Cine en Úbeda. Introducción

Entre el 20 y el 23 de julio se celebró en Úbeda (Jaén) el II Congreso Internacional de Música de Cine, al cual tuve el inmenso honor de asistir. Es curioso que hasta ahora no haya tocado en el blog el tema de las bandas sonoras, habida cuenta de que son mi afición más querida (y en la que más tiempo y dinero he invertido).

La razón fundamental para acudir a este evento tenía nombres y apellidos: Basil Poledouris. Para aquellos desdichados mortales que no tenéis la fortuna de conocer quién es ese señor, diré que es el compositor de músicas maravillosas para films como Conan el bárbaro, Robocop, Los señores del acero, El lago azul, Starship Troopers, Liberad a Willy, Los miserables y unas cuantas más. Muchos dirán con razón que buena parte ellas son cintas mediocres, pero es que en el mundo de la música de cine es habitual que existan películas malas con excelsos acompañamientos melódicos. El Poledouris tiene unas cuántas de esas.


Pero no era él el único invitado. Del extranjero también se dejaron ver John Debney (La pasión de Cristo, La isla de las cabezas cortadas), que ya ha aceptado ser el presidente de honor del congreso de 2007; John Frizzell (Alien: resurrección, El barco fantasma); Bruno Coulais (Los chicos del coro, Vidocq) y John Ottman (Sospechosos habituales, Superman Returns). En cuanto a los españoles, acudieron a la cita, entre otros, Óscar Araujo (El Cid), Xavier Capellas (Obaba), Pablo Cervantes (Tiovivo c.1950) y Diego Navarro (La puerta del tiempo). Como ven, muchos profesionales del medio, y eso que no los he citado a todos.


Otro aliciente para acudir fue poner cara a tantos aficionados a las bandas sonoras con los que comparto foro de Internet (Miguel, Daniel, Fernando, Dion...). Tras meses de comentarios textuales, pude por fin tomarme un algo con ellos (e incluso jugar a los bolos). Por unos días, tuve la libertad de hablar de uno de mis temas favoritos sin cortapisas, algo que no puedo hacer habitualmente porque el 99.9% de las personas que conozco apenas tiene nociones del asunto.
El caso es que lo pasé muy bien con ellos, hasta el punto de que por quedarme charlando me perdiera alguna de las ponencias.

Y claro, también estaba lo del concierto: el sábado 22 de julio, en el patio del Hospital de Santiago (el magnífico edificio que pueden ver en la foto), durante más de hora y medio pudimos escuchar en directo la obra de Debney, Frizzell, Ottman y Poledouris, además de una suite homenaje al gran Jerry Goldsmith, en el segundo aniversario de su muerte.


En sucesivos artículos hablaré más detalladamente de los contenidos del congreso, a modo de reseña/resumen. Pero en este escrito sólo quería dejar claro que este encuentro ha sido uno de los acontecimientos más gozosos de mi vida. No tengo dudas de que, a menos que causas de fuerza mayor lo impidan, acudiré dentro de un año a la tercera edición.

19 julio 2006

Reseña: Superman Returns


La nueva película del hombre de acero me ha dejado un amargo sabor de boca. Mala no es, pero sí decepcionante. Reconozco que mis expectativas eran muy altas, pero había motivos: un buen director detrás, un holgado presupuesto (el mayor que haya aceptado la Warner Bros.), Kevin Spacey haciendo de malo, un personaje de comic (lo cual para mí, lector de tebeos, es un aliciente)… Al salir del cine, mi sensación fue: “¿Tanto rollo para esto?”

Hago constar que no vi la película en las mejores condiciones: en un lateral de la segunda fila que me deformaba la visión, y en la misma sala que unos energúmenos que no paraban de hablar y hacer el pinga. Creo que en esas circunstancias, probablemente mi juicio esté algo nublado. Aún así, le reconozco al film un gran mérito: está muy bien contado, ya que estamos hablando de dos horas y media que en ningún momento se hacen pesadas.

El principal problema que le veo a este proyecto es que se trata de una continuación de la segunda película de la saga (1979), aquella tan memorable tanto por lo cursi de la historia de amor como por el poderío de Terence Stamp como el villano general Zod. Este Superman de 2006 intenta establecer una continuidad con aquella película, y no siempre lo consigue. Pero aunque lo lograra, me parece erróneo como enfoque, puesto que se nota demasiado que durante toda la proyección, Bryan Singer y sus guionistas están más preocupados por hacernos recordar las anteriores películas que por crear cosas nuevas. Se busca la reminiscencia más que la innovación, lo cual es más cómodo pero ciertamente menos arriesgado.

Para colmo, no les sale del todo bien: Brandon Routh y Kate Bosworth, los nuevos Superman y Lois Lane, son en apariencia mucho más jóvenes que Christopher Reeve y Margot Kidder (los anteriores intérpretes de los personajes). En los años 70, poner a dos treintones como protagonistas no entrañaba problemas, mientras que ahora la audiencia media ha descendido de edad, por lo cual, desde el punto de vista empresarial, es lógico que hagan un reparto más acorde con el público mayoritario. Pero el problema de continuidad es evidente, dado que los personajes en la tercera parte parecen más jóvenes que en la segunda.

La Bosworth es una preciosidad. No la conocía y desde luego que le seguiré la pista a partir de ahora (no por sus méritos artísticos, me temo). Pero no me la creo como Lois. La gracia de Margot Kidder es que no era precisamente guapa, pero transmitía una fuerza interna y una determinación de las que esta niña carece por completo. Era fácil creer que Kidder era la reportera más intrépida del Daily Planet; la Bosworth, a lo sumo, puede ser la reportera más intrépida de Marie Claire. ¡Si hasta la Teri Hatcher de aquella pastelosa serie de televisión llamada Lois y Clark parece más aguerrida!

En cuanto a Brandon Routh, hace un buen Superman (a pesar de que ese uniforme con el escudo hasta en la suela de las botas y la capa de plástico es más disfraz que ninguno de los anteriores), pero es evidente que le han pedido que imite a Christopher Reeve y el resultado es que su Clark Kent es una imitación del que hizo el añorado actor. Esto es lógico si se quería mantener la dichosa continuidad, pero para un actor es lo que en términos técnicos se denomina una putada de las gordas: bastante complicado es hacer bien un papel de estas características como para que encima lo compliquen pidiéndole al histrión de turno que remede a un actor anterior.

Esto es evidente, por ejemplo en el plano final: Superman vuela hacia el público, lo mira un segundo sonriendo y sale del plano. Esto es un momento mítico de Reeve, en el cual demostraba todo su encanto y carisma. Pedirle que lo haga otro da un resultado falso y acartonado; es como si le piden a otra actriz que recite aquello de "Nunca más volveré a pasar hambre" de Scarlett O'Hara. Por muy buena que sea, no podrá superar el recuerdo de Vivian Leigh porque ese momento es ya un icono. No han dejado que Routh cree su propio personaje, y por eso se le nota anquilosado.

En cambio, Kevin Spacey brilla porque está a sus anchas y nadie le ha pedido que imite a Hackman como Lex Luthor. El villano es lo mejor con diferencia de toda la película: realmente da miedo, y su momento de apuñalamiento carcelario es mítico. Pero... si es tan listo, ¿por qué vuelve a asociarse con una imbécil? ¿No tuvo suficiente con Ottis y con la Srta. Teschmeiker (o como se escriba), y se asocia ahora con la tal Kitty?

Además, el plan maestro de Luthor es decepcionante porque es exactamente el mismo que el de la película de 1978: destruir un territorio para convertirlo en terreno y vender parcelas. En la primera parte con un misil nuclear, en esta con un cristal de Krypton, pero es exactamente lo mismo. Incluso utiliza las mismas líneas de diálogo de Gene Hackman para describir su tierra (eso de "la última cosa que me dijo mi padre fue...") ¿Esto es una secuela o un remake?

Un elemento que puede resultar curioso, pero a mí me pareció algo forzado, es la continua comparación entre Superman y Jesucristo: la voz en off de Jor-El hablando de que nos envía a su hijo (Dios/Cristo); la puñalada que recibe en el costado como la lanza de Longinos en el costado de Jesús; Superman, tras soltar el islote de Luthor en el espacio, cayendo (muriendo) con los brazos en cruz; la madre adoptiva de Clark Kent sujetándolo en brazos al inicio del film, como si de una Pietà se tratara. Y claro, la resurrección final. En ese sentido, muy acertada la crítica de El País, titulada Superman Superestar.

Ya en la primera parte cometieron una cagada similar haciendo que Superman hiciera retroceder el tiempo variando la rotación de la Tierra (lo cual, de pasar en realidad, hubiera ocasionado un cataclismo). No sé por qué, hay un empeño en deificar a un personaje que en los comics es muy poderoso, pero sin llegar a estos excesos.

En suma, la película merece la pena por ser un festín de efectos especiales sobresalientes y por un par de escenas de acción muy bien concebidas. Pero sus referencias religiosas y su decidida orientación hacia la vertiente romántica de la historia, más que hacia la heroica, me han resultado decepcionantes. Pero reconozco que esos motivos por los que a mí no me acaba de convencer la cinta, pueden ser los mismos que sirvan a otra persona para disfrutarla.

13 julio 2006


La Atenea de Nashville

A veces uno se encuentra, sin buscarlas, cosas en la red que le rompen los esquemas. Aún estoy recuperándome de lo que se ve en la foto: una reproducción a tamaño real de la mítica escultura de Atenea que ocupaba la cella del Partenón, erigida en Nashville (Tennessee). Sí, ese Nashville, el del country y el whiskey de centeno. Bueno, de hecho, los muy brutos no es que hayan construido solamente la estatua, sino que han levantado un Partenón a escala real. Made In America!


Pero no piensen que esta es otra muestra de la horteridad pop de un millonario excéntrico americano, o algún reclamo publicitario, pues la idea de reconstruir la joya arquitectónica de la Acrópolis por aquellos lares surgió en 1896. Al parecer, uno de los sobrenombres de la ciudad era "la Atenas del Sur", por ser un foco cultural importante en Estados Unidos y por su abundancia en ejemplares de edificios neoclásicos. En el año citado se celebraron los primeros cien años del estado de Tennessee, por lo que se abrió una feria cultural con varias atracciones, una de las cuales era una reproducción a escala real del Partenón. Estaba realizada en yeso y originalmente iba a tener caracter efímero, pero los vecinos de la ciudad pidieron a las autoridades que mantuvieran el edificio una vez finalizada la muestra, por lo que éste fue construido de nuevo con mejores materiales. Si quieren la historia completa,
les remito a esta web.

Ante este tipo de cosas uno no sabe qué pensar: por las fotos, parece que la reconstrucción del edificio ha sido bastante escrupulosa, incluyendo vaciados de las esculturas de Fidias para el frontón y las metopas y algo de policromía en el entablamento, tal y como se supone que ocurriá en el original. Pero esa Atenea... ¡Aaaaay, cómo me duele esa Atenea. ¡Parece una Drag Queen!

Atenea siempre me ha parecido una figura impactante, esa mujer bella pero severa armada de pies a cabeza y que representa la inteligencia. Por ello, uno de mis ensoñaciones favoritas era imaginar cómo sería la mítica escultura de mármol y oro que hizo Fidias para el Partenón. Conocía la
copia romana a escala que se conserva en el Museo Arqueológico de Atenas, y también había visto alguna recreación de la efigie en monedas atenienses contemporáneas a la obra original. Pero la verdad es que me intrigaba saber qué se debía sentir en el interior en penumbra del templo, ante esa escultura de trece metros cincelada por la gracia del mejor escultor de la antigüedad.

Me niego a creer que el original se pareciera a la falla que han montado en Tennessee. Por lo que he leído, ha sido elaborada por escultores de probada profesionalidad con el mismo rigor arqueológico que el resto del edificio . Y su policromía es pan de oro de verdad, y aplicársela ha sido un proceso igualmente laborioso. Pero el resultado es verdaderamente impactante en el peor sentido, pero quién sabe: lo mismo la de Fidias era igual de terrible.

Por ahora, prefiero pensar que en Tennessee se halla una copia bienintencionada pero fallida de una pieza que en mi imaginación sigue siendo subyugante.

Aquí les dejo la página oficial de este peculiar monumento que, dicen, atrae a 150.000 turistas al año (en la sección Photo Gallery hay varios álbumes con fotos tanto del edificio como de la escultura y el proceso de policromía de la estatua). Además, el departamento de Historia del Arte y Arqueología de la Universidad de Columbia se lo ha currado, y ofrece una visita virtual al edifico, con fotos panorámicas desde varios emplazamientos.

(La foto que ilustra el artículo es "cortesía" de la Wikipedia)

10 julio 2006

Internet no perdona

La rapidez de la red (y de la capacidad de coña y mala leche del personal) cada día me sorprenden más: no han pasado ni 24 horas des
de que terminó el mundial de fútbol de Alemania 2006, que será recordado por la vergonzosa agresión de Zinedine Zidane a Materazzi, y ya han hecho una ingeniosa coñita a propósito del suceso:

Para los que no estén muy metidos en la cosa esa de los videojuegos, esto es
una parodia de Mortal Kombat, un juego de lucha especialmente sangriento. Una de sus opciones más célebres (y polémicas) es la llamada "fatality", con la cual si uno de los contrincantes está muy maltrecho, el oponente puede hacerle un golpe especial que lo mata de manera cruenta (propiciando una animación que deja a muchas cintas gore en pañales). Se distingue porque en la pantalla aperece el letrero "Finish Him", invitando a que el jugador aseste el golpe mortal. Y esto es lo que parodia este gráfico: Zidane haciéndole un "fataliy" al italiano.

No voy a entrar a valorar el mundial ni la final porque no soy muy futbolero y por tanto lo que pueda decir yo que tenga cierto interés es más bien poco. Pero creo que es una pena que un deportista de élite tan admirado por su juego finalice su carrera de manera tan bochornosa. Por otro lado, el suceso puede servir de ejemplo para promover el "fair play", eso de lo que tanto se habla y pocos han visto nunca sobre un campo de fútbol.

(El gráfico es cortesía de The Movie Blog)

EDICIÓN: Por alguna extraña razón, el archivo, que originalmente es con extensión .gif, se transforma en .png cuando lo subo, de modo que no se ve la animación. En todo caso, para verla pinchen en el enlace de The Movie Blog, mientras investigo qué diantres pasa. Y como se dice en estos casos, disculpen las molestias.

09 julio 2006


Autocrítica por dos meses de silencio

Dudo mucho que este blog llegara a tener nunca lectores fieles más allá de los familiares y amigos, pero está claro que si los tuvo, los perdió hace dos meses cuando servidor dejó de actualizarlo.

Hace un año, cuando meditaba la posibilidad de abrir una bitácora, leí varios documentos acerca de este mundillo para asesorarme entes de dar el gran paso. Uno de los consejos era que no la abriera si no iba a ser capaz de actualizarla regularmente. En su día pensé que eso no sería un problema, pero está claro que no he sido capaz de cumplir tan sencilla norma.

Como justificación ni siquiera puedo alegar que me haya sucedido algo extraordinario que me impidiera postear. En estos meses he estado atareado con los estudios y el trabajo, pero lo cierto es que antes de dejar de actualizar también lo estaba, así que no es excusa. También es cierto que llevo una temporada sin ir al cine y viendo menos televisión (principales fuentes de este blog), pero como justificación es tan pobre como la anterior. Así que, para mi escarnio público, he de reconocer que la vagancia es la principal culpable.

Con este texto hago propósito de enmienda (y eso que no es Fin de Año), por lo que voy a intentar mantener un ritmo de al menos tres actualizaciones por semana (puede que más, pero espero que nunca menos). Asimismo, quiero introducir un cambio importante en la linea editorial. O mejor dicho: encauzarla de nuevo.

Como leen en el título, este blog va de cosas "que se ven y se oyen", y como señalaba en el post inaugural de noviembre de 2005, inicialmente iba a ser un vehículo en el cual poder soltar mis paranoias sobre cine y televisión. Sin embargo, de cuando en cuando he escrito sobre materias como la tregua de ETA, el incendio del obispado de Tenerife o la celebración del 75 aniversario de la 2ª República que, claramente, se salen del marco conceptual que yo mismo me había impuesto. No reniego lo que dije en esas ocasiones; simplemente, no me parece muy coherente que bajo una misma cabecera convivan una soflama republicana con David Hasselhoff cantando "Hooking on a Feeling".

Así que a partir de ahora, intentaré centrarme más en lo audiovisual. Aún así, me conozco, y supongo que en algún momento no podré domar a mi animal político. Pero lo intentaré, y si veo que me cuesta, no descarto abrir un segundo blog más centrado en cuestiones y noticias de actualidad. (¿El búho político? Ughhh, suena fatal...) .

Con este texto, pues, comienza la tercera época de El búho miope, tras una primera en otro servidor y una segunda en la que la gimnasia se mezcló con la magnesia. ¿A la tercera va la vencida? Veremos.

(Nota: ¿A que la foto del búho albino es una preciosidad? El crédito es de Reuters, durante una exposición de aves en Burgos en 2005).