27 diciembre 2005


Me cae mal Dan Brown
Debo de ser uno de los pocos que no ha leído El Código Da Vinci. En su día tuve curiosidad, pero la tormenta mediática originada en torno al tocho en cuestión provocaron en mí la reacción contraria a la esperaba: cuanto más lo nombraban, menos ganas tenía de leerlo. Ahora, dos años después de su aparición, sigue siendo un título que me resulta especialmente antipático.
Pero Dan Brown no me cae mal por haber escrito su libro. Como creador tiene derecho a redactar las mandangas pseodoesotéricas que le dé la gana. Y si se ha forrado con ello, pues oiga, tanto que me alegro por él. Pero no puedo evitar culparle de su éxito, ya que a causa de su amasijo de páginas, ha surgido como si de hongos se tratasen una pléyade de best sellers que siguen su estela. Es decir, novelón redactado casi a modo de guión cinematográfico, en el que un investigador del presente descubre una conspiración apocalíptica cuya clave reside en la obra de un artista o intelectual del pasado.

Me limitaré a citar unos cuantos títulos que pude leer ayer en una librería cualquiera durante mis (infructuosas) compras navideñas: La incógnita Newton, El misterio del priorato de Sión, La sombra del templario, El experimento Nobel, El secreto de los dioses (este va sobre Egipto con pirámides y tal), La conspiración del Grial y, con notable caradura y a modo de cierre del círculo, El último secreto de Da Vinci. Por supuesto, no citaré el nombre de sus caraduras "autores" y sus mercenarios editores.

En serio, ¿no están hartos ni les molesta tanta desfachatez? A lo mejor es que yo soy un raro, pero ya tengo claro que ni siquiera iré a ver la versión cienamtográfica de El código... (cuyo trailer pulula desde hace dos semanas por la red). Vale que sale la adorable Audrey Tatou y el prota es Tom Hanks, que con los años ha demostrado ser uno de los grandes (nunca pensé que llegaría a escribir eso). Pero la dirige el pesado de Ron Howard, uno de los realizadores más planos y complacientes del Hollywood actual. Vamos, que paso del rollo Dan Brown.

Añadido a las 00:19 del 28/12/05
Más títulos para añadir a este listado de jetas: El enigma Vivaldi, El códice maya, La profecía Romanov... Qué pereza....

Reseña: Avalon (2001)

Gracias al DVD he podido descubrir Avalon (Mamouro Oshii, 2001), que es, como mínimo, una de las cintas más exóticas que he visto en los últimos tiempos: una producción de ciencia ficción de imagen real, dirigida por un maestro del cine de animación japonés, rodada en Polonia, con actores polacos (!) y hablada en polaco (!!).
El argumento nos sitúa en un futuro en el que algunas personas huyen de una realidad anodina conectándose a Avalon, un videojuego ilegal de realidad virtual en el que los jugadores adoptan la identidad de guerreros. Se puede abandonar la partida en cualquier momento, ya que existe el peligro de que al ser herido durante la misma, el cuerpo conectado caiga en estado de coma. La protagonista es Ash, una experta jugadora que descubre el modo de acceder a un nivel secreto del juego más realista, pero también más peligroso: una vez iniciado, la única manera de abandonarlo es superarlo o perecer en el intento.

Oshii logró cierta celebridad en el mundo de la ciencia ficción gracias a la cinta de animación Ghost in the Shell (1995), cuya segunda parte , Innocence, se rodó el pasado año y aún no se ha estrenado en España. Avalon comparte muchas ideas con aquella, adscribiéndose a una corriente que podríamos denominar ciberpunk místico o existencialista.
En el campo estético, lo más evidente es que Ash es físicamente muy parecida a la protagonista de la cinta de dibujos animados, la teniente Motoko Kusanagi. En el plano ideológico, la cinta ahonda en el interés de Oshii por replantear la naturaleza humana ante hechos como la realidad virtual o el ciberespacio, los cuales podrían variar nuestra percepción y modo de vida si llegan a desarrollarse como describen estas cintas futuristas.

En Ghost in the shell, la protagonista era una mujer con cuerpo robótico y cerebro orgánico. Esa condición la conduce a preguntarse si ella es una persona, algo menos o, por qué no, una entidad superior. La posibilidad de unir en el ciberespacio su mente con una inteligencia artificial la llevará a arriesgar su vida para intentar dar ese salto evolutivo que conjuga lo humano y lo cibernético en una nueva forma de existencia. El film culminaba con una Motoko ya fundida con la inteligencia artificial y reubicada en un cuerpo de niña (simbolizando así que debe volver a crecer y desarrollarse en su nueva naturaleza).

Avalon es, básicamente, una reedición de esta idea en la que se ha cambiado el ciberespacio por la realidad virtual. De nuevo una mujer fuerte se ve ante la tesitura de continuar en el mundo real o abandonar su cuerpo y abrazar una nueva forma de existencia dentro del juego. En la realidad, Ash es callada y físicamente anodina (para resaltar ese punto, cada vez que finaliza una partida, se pone de manera ostentosa unas enormes gafas de vista). En cambio, dentro de Avalon es una guerrera consumada y admirada . Así, es comprensible que al final dude entre retornar a su vida ordinaria o seguir viviendo como un ser excepcional dentro del juego, aunque ello suponga perder su cuerpo (que quedaría en coma).

La película puede interpretarse en clave filosófica, pues subyace un discurso sobre la naturaleza de las cosas (ontología) y la percepción: ¿qué es lo real: los fenómenos que acontecen o la manera en que los percibimos? Uno de los personajes llegará a espetarle a Ash que "la realidad está sobrevalorada", frase que podría servir como resumen del ideario del film.

Formalmente, destaca una fotografía de colores desvaídos y tonos pardos que a la larga puede resultar cansina, pero que refuerza la sensación de agobio vital que persigue la película. Con la misma intención, Oshii relata pormenorizadamente la vida de Ash recurriendo a la repetición de planos para crear sensación de rutina.

Es también destacable el uso que se hace del perro de la protagonista como metáfora del anclaje del personaje en el mundo real: de manera ceremonial, Ash lo alimenta cuando vuelve de sus partidas. El día que descubre cómo acceder al nivel secreto de Avalon, el perro desaparece: Ash ha iniciado su renuncia a la realidad.

Aunque hay muchas escenas de acción, la película está narrada a un ritmo lento, lo cual puede enervar a espectadores poco pacientes, pero es necesario para poder asimilar los contenidos de la cinta. Aún así, cabe criticar que en ciertos momentos Oshii mantiene el plano más allá de lo razonable por puro esteticismo. El guión obliga a la actriz principal (Malgorzata Foremniak) a ser poco expresiva y algo seca, lo cual no puede señalarse como una mala interpretación, sino como un modo de representar mejor la alienación de Ash. También son destacables los excelentes efectos visuales y una delicada partitura de Kenji Kawai que conjuga la electrónica con los coros.

Avalon no es una película para todos los gustos, y supongo que quienes abominen de la ciencia ficción o no estén acostumbrados al ritmo ceremonioso del cine oriental la odiarán. Pero se trata de una cinta apreciable y de gran interés tanto en su discurso como en su forma, que merce que se le preste más atención de la que ha recibido.

07 diciembre 2005

Diez días sin tele

Así dicho, hasta suena a castigo. Pero desde que pasó por Canarias la tormenta tropical Delta, no he podido ver la televisión, pues la antena de mi edificio quedó peor que la audiencia de un concierto de Arnold Shönberg en prime time. Así que no he podido disfrutar de esa programación taaaan edificante que día a día contribuye a mejorarnos como seres humanos. Y por extensión, no he encontrado materia prima con la que nutrir a la bestia (o sea, este blog).Así que disculpen, queridos lectores (es decir, si es que hay lectores por ahí...)
Aún así, no lamento haberme perdido cosas como el estreno del nuevo programa de Pepe Navarro. Reconozco que sentía curiosidad morbosa, pero por lo visto, parece que no me he perdido gran cosa. En cambio, mi vida social ha mejorado notablemente a base de cafés vespertinos y conversaciones varias, y he recordado la vida que hay más allá del electrodoméstico catódico. Definitivamente, diez días sin tele no han sido un castigo. (Eso sí, a ver cuando arreglan la puñetera antenita...)

04 diciembre 2005

Ya sé qué quiero para Navidad...

...mi propio robot Robby!! ¿No lo conocen? Es el autómata de Planeta Prohibido, película mítica por las piernas de Anne Francis, la banda sonora paleo-electrónica de Louis y Bebe Barron, y por ser de las pocas en las que Leslie Nielsen sale serio. La compañía Hammacher Schlemer vende por Internet una versión de tamaño real, construida a partir de los planos originales. El artefacto camina solo, habla e incluso lo puedes conectar al equipo de sonido para que haga las veces de Home Cinema. Te lo llevan a casa por unos 49.999 dólares de nada...

Reseña: "Harry Potter y el cáliz de fuego"

Esta cuarta entrega de las aventuras del niño mago ha tenido la desgracia de ir justo después de la mejor película de la saga, El prisionero de Azkaban, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón. Aún siendo mejor que las discretas primeras dos partes realizadas por Chris Columbus, la película es algo cansina y con un ritmo descompensado. Las escenas de acción y aventura están muy bien resueltas, pero las situadas entre ellas son bastante grises.
Este contraste se da incluso en el plano formal. Escenas como la travesía submarina por el Lago Negro o, sobre todo, la batalla contra el dragón, resultan brillantes desde el punto de vista narrativo, no sólo por los efectos especiales, sino por poseer un montaje dinámico sin llegar a ser mareante. También es de agradecer que se recurra a frecuentes planos generales, recurso olvidado por los directores videocliperos de la actualidad que resulta ideal para airear las escenas y, sobre todo, ofrecer mejor información a los espectadores de la situación espacial de los personajes.

En cambio, las escenas de diálogo están resueltas de manera casi televisiva, recurriendo incluso a chapuceros reencuadres a base de zoom que, en los años 70 tenían su gracia, pero ahora resultan bastante antiestéticos. No deja de ser curioso que el director del film, un Mike Newell acostumbrado a comedias románticas dialogadas, yerre precisamente en los momentos pausados y destaque en los dinámicos.

Juzgar el trabajo de los actores infantiles resulta complicado a causa del doblaje (ya que normalmente sus voces españolas suelen sonar muy falsas). Digamos que Daniel Radcliffe (Harry) sabe poner muy bien la cara de niño asustado, lo cual le ha convertido en el adolescente más rico de Reino Unido.

Se ha destacado que es la entrega más oscura y tenebrosa de la serie, y ciertamente lo es. Es agradable comprobar que tras años de pelis infantiles ñoñas y políticamente correctas, se recupera la tradición macabra de los cuentos clásicos, con lobos que comen abuelas y brujas que devoran hermanitos. Aquí, hay serpientes que salen de calaveras, tenebrosos cementerios y un inquietante villano (un irreconocible Ralph Fiennes).

La película resulta algo larga y pesada, y supone una seria prueba para la vejiga del espectador. Aún así, merece la pena verla por la belleza de alguna de sus imágenes más fantásticas: podemos ver (decentemente representados gracias a unos suntuosos trucajes) una carroza tirada por caballos alados, un espectacular paseo submarino con sirenas, impresionantes panorámicas aéreas sobre el entorno de ensueño que circunda la escuela Howgarts y un temible dragón que amenza seriamente la posición de Vermithrax, el monstruo de El dragón del lago de fuego, como el mejor ejemplar de su especie en la Historia del Cine.

Otro elemento destacable es la partitura de Patrick Doyle, que sustituye aquí al maestro John Williams. El nuevo compositor utiliza el tema principal de las películas previas (lo cual es lógico, al ser una serie), pero le confiere un aire más misterioso. El resto de la composición se podría resumir con la palabra "elegante", algo a lo que nos tiene habituado Doyle. Personalmente, creo que supera a la música de las partes anteriores, lo cual muchos considerarán un sacrilegio. Williams es un maestro indiscutible y legendario, pero no tiene por qué ser siempre el mejor.

En suma, una película simplemente correcta e incluso pesada, pero con algunos fragmentos de imaginería fantasiosa que harán las delicias de quienes de niños disfrutaron de libros como La historia interminable de Michael Ende o La enciclopedia de las cosas que nunca existieron de Michael Page y Robert Ingpen.

[Nota: Releyendo el texto, me doy cuenta de que a lo mejor he sido muy severo con la película. La razón puede deberes a que tengo un mal recuerdo d eesa tarde de cine, pues coincidí en la sala con los pre-adolescentes más ruidosos, bárbaros y maleducados de Tenerife, una camada de esa clase de niños que te hacen pensar que Herodes fue un tío grande].

02 diciembre 2005

Contra la catástrofe, anuncios
Una de las medidas mas rápidas que adoptó la compañía eléctrica Unelco-Endesa tras los cortes de luz (aún no resueltos) originados por la tormenta Delta en Canarias fue contratar en la prensa local enormes anuncios a todo color (iba a escanearlos para ilustrar esta entrada, pero paso de hacerles publicidad gratis). Uno, que lleva tres días a oscuras, con agua fría y un transistor a pilas, ve esa publicidad y no le pilla la gracia. A lo mejor es que tengo poco sentido del humor (negro).
Si Unelco pretende lavar su imagen pública con esa papafritada, va lista. Lo más probable es que quiera dejar contentos a los periódicos (que viven de la publicidad) y quizá condicionarlos para que no investiguen a fondo lo deficiente que ha sido la gestión de la crisis por parte de la compañía. Dentro de lo que cabe ha actuado con agilidad (desde aquí un sincero agradecimiento a sus operarios, que han trabajado a toda máquina bajo condiciones adversas), pero la información no ha sido clara ni suficiente y, sobre todo, se ha puesto en evidencia que los medios con los que dispone la empresa en Canarias son pocos para prevenir y solventar casos de emergencia en poblaciones de más de 200.000 personas.

De vez en cuando se oían voces que clamaban que la red era endeble, con escasas revisiones y menos repuestos (no entramos aquí en la conveniencia de apostar tan fuerte por los tendidos aereos frente a los soterrados). Para colmo, ya había un precedente de inoperancia: durante las riadas en Santa Cruz de Tenerife el 31 de marzo de 2002, la ciudad vivió otro apagón, de nuevo originado por lo obsoleto de los equipos. Teniendo en cuenta que la empresa es monopolio en Canarias y, por tanto, obtiene el máximo de ingresos posibles (porque a los ciudadanos no nos queda otra que pagarles religiosamente), es lamentable que no hayan invertido en mantenimiento de la red.

Los políticos se suben ahora al carro de las críticas, las peticiones de responsabilidades, las alternativas e incluso intentan sacarle rédito electoral. Recuerdo que hicieron lo mismo cuando la riada, y al final todo quedó en meros comentarios, y ya sabemos que las palabras se las lleva el viento (vaya metáfora más desafortunada). Esos que ahora cacarean (porque saben que es lo que les lavará la cara ante una población votante que ha llegado a la cacerolada), mejor hubieran aprovechado en su momento para exigir a la compañía una mayor inversión en mantenimiento.

Artistas comprometidos

Leo en El País que los hermanos David y José Muñoz, más conocidos como Estopa, han apoyado a los trabajadores de Seat concentrados en Barcelona ante la próxima regularización (= despido brutal) a la que serán sometidos 1.346 trabajadores (en la foto, leyendo un manifiesto). Uno de los cantantes trabajó en la empresa automovilística, por lo que se puede decir que tiene cierta implicación personal en la protesta. Aún así, sorprende y agrada ver a dos estrellas del chou-bizni patrio a pie de manifa por una causa como esta.
A los artistas Pop siempre les ha gustado manifestarse, pero a menudo he dudado del compromiso real de muchos de ellos, ya que estoy convencido de que la mitad de las veces lo hacen asesorados por sus representantes, más que por verdadera convicción. Además, suelen dedicarse a causas muy generales o universalmente aceptadas, como el hambre en el mundo, la lucha contra el SIDA... asuntos sobre los que hay general consenso y nula polémica.

En pleno capitalismo salvaje globalizado, sumarse a unos pobres curritos que luchan por preservar un trabajo que, encima, no es de los más envidiables, no creo que la postura de Estopa sea de cara a la galería. Como se descuiden, hasta puede serles perjudicial y acabar acusados de "pancarteros", "antisistemas" y "comunistas pro-obreros". Por ello celebro su gesto, por considerarlo honesto, salido de las entrañas y no de un comité de marketing.

Por cierto, no me gusta la rumba y no soy fan de Estopa (de hecho acabé de La raja de tu falda hasta los mismísimos). Pero he de reconocer que frente a autómatas repiteconsignas como los triunfitos y demas artistillas de laboratorio, los Muñoz me parecen unos tíos muy cabales y simpáticos, me suelen caer bien en cada entrevista que les leo o veo y han demostrado un sano cachondeo en sus campañas para Nintendo. Y claro, con esto de Seat aún me caen mejor. Ojalá su apoyo sirva para algo.

01 diciembre 2005

Ellos también son víctimas

Oído por la noche en una emisora de radio local -que por desgracia no pude identificar- en la que vecinos tinerfeños relataban sus vivencias durante la tormenta tropical Delta (no es una trascripción literal, reproduzco de memoria):

- Oyente: Es un milagro que sólo hayan habido siete víctimas.
-Locutor: (Sorprendido) ¿Siete?
- Locutor: Aaaaah… (exclama como si acabara de comprender) Es que está contando también a los de la patera… Por un momento pensé que habían aparecido más víctimas de aquí.”

Preguntas a tan avezado locutor: ¿Es que los de la patera no merecen siquiera el calificativo de víctimas? ¿Acaso por ser extranjeros no se les puede considerar fallecidos a causa de la tormenta? ¿Haría usted esa distinción si los muertos hubieran sido seis turistas alemanes en un velero de recreo?

Vale que a lo mejor me he puesto pelín demagógico, pero es que estas cosas me enervan. Más que enervarme, me cabrean. Y es que en los medios locales, esos que no se sabe muy bien si son legales o qué, campa en ocasiones cada elemento...