30 junio 2010

iPhone 4, la gran cagada tecnológica


Como zurdo, me he acostumbrado a cortar mal con unas simples tijeras, a tener que adoptar posturas absurdas para utilizar las sillas con reposabrazos, o incluso a tener que hacer malabares para manejar un simple cacito para calentar la leche (ya que el pitorro está orientado para que el contenido sea vertido sujetando el mango con la mano derecha). Lo que no me esperaba es que una cosa tan tecnológica, tan moderna y tan todo como el nuevo iPhone 4 de Apple se uniera al pléyade de objetos que para los siniestros se convierten en pequeñas jodiendas cotidianas.

Al parecer, este lindo cacharrito no funciona bien si se sujeta con la mano izquierda, porque los dedos tapan la antena y se pierde cobertura. Se han preocupado de que haga mil chuminadas, pero han cometido lo que sólo se puede definir como un error garrafal de diseño.

Me recuerda a una vieja historia sobre la carrera espacial: los americanos gastaron miles de dólares en desarrollar un bolígrafo que los astronautas pudieran utilizar en condiciones de gravedad cero, mientras que los pragmáticos soviéticos solventaron el problema utilizando lápices de los de toda la vida. Aquí, Apple ha gastado dinerales en los elementos más avanzados, y se ha despreocupado de algo tan básico como es la antena receptora.

Lo peor es que, ante las protestas remitidas por usuarios zurdos, el mandamás de Apple, Steve Jobs, ha propuesto como solución que (agárrense) sujetemos el móvil de otro modo. Alguien debería meterle una demanda millonaria por discriminación con agravantes de soberbia y estupidez, para forzarlos a, como mínimo, ponerle en la caja una advertencia que rece “Producto no apto para zurdos”.

De todos modos, esto tipo de errores es, por desgracia, muy frecuente: al fin y al cabo, los zurdos “sólo” somos el 10% de la población mundial, por lo que rara vez se nos toma en consideración cuando sacan un producto al mercado. Cuando leo en la caja de cualquier aparatito que éste ha sido diseñado ergonómicamente, me echo a temblar, porque sé sin necesidad de haberlo utilizado que el objeto en cuestión realmente es ergonómico… para diestros.

(Foto extraída de www.apple.com, la página oficial de la marca: para más cachonedeo, al anunciar sus prestaciones, indican que el iPhone 4 está "Done the right way", un involuntario e inconveniente juego de palabras, puesto que "right "significa tanto "correcto" como "derecha". Así, esto se puede traducir como "hecho de la manera correcta"... o "Hecho a la manera derecha!")

27 junio 2010

Reseña: “Kick Ass”

Kick Ass, película dirigida por Matthew Vaughn basada en el comic homónimo de Mike Millar y John Romita Jr., es una de esas cintas que tienen más gracia contadas que vistas.

La historia de un adolescente sin poderes (y sin sesera) tan obsesionado por los tebeos que, cual Quijote posmoderno, se enfunda una licra y se pone a luchar contra el crimen con patéticos resultados, suena a comedia tronchante. Y si a la ecuación añadimos la aparición de dos hiperviolentos superhéroes “de verdad”, uno de los cuales (Hit Girl) es una niña de trece años con especial habilidad para el homicidio con armas blancas, la cosa deviene en material altamente transgresor. Sin embargo, la cinta llega a hacerse pesada por momentos, y la historieta de la angelical nenita asesina cansa a partir del sexto cadáver.

El comic original resultaba mucho más descarnado, y acaso el estilo tendente a la caricatura del dibujo ayudaba a sobrellevar una historia tan oscura. La película lima muchas de las asperezas de la historia original, lo cual, por cierto, es una muestra de cinismo de los cineastas: todos los artículos promocionales que se han publicado sobre Kick Ass hacen hincapié en el hecho de que es una producción independiente porque todos los estudios a los que se presentó el guión lo rechazaron por considerarlo demasiado atrevido.

Sin embargo, la adaptación cinematográfica ha “hollywoodizado” muchos elementos, de tal modo que la historia amorosa del protagonista resultará más edulcorada que en las viñetas, el trasfondo de Hit Girl y Big Daddy, su super-padre, es más dramático, y el clímax de la aventura resulta más pirotécnico y “peliculero” en el mal sentido.

El tebeo de Millar y Romita Jr. resultaba más consecuente con las premisas que se había trazado: los autores proponían una historia oscura y grandguinolesca llevada a sus últimas consecuencias, en las que se demostraba que si los superhéroes, existieran en la vida real, serían personas violentas con relaciones disfuncionales y que por sus actos no obtendrían reconocimiento social ni satisfacciones personales.

La película respeta ese espíritu durante dos tercios del metraje, para dar una vuelta de 180 grados en el final y terminar siendo otra película de superhéroes más (acaso más violenta), en la que el chico se queda con la chica y hay hasta un fotogénico vuelo nocturno entre los rascacielos de la ciudad. Los trailers nos vendieron una historia que presumiblemente iba a romper con todos los tópicos, pero al final los asumió todos de una tacada.

Por supuesto, se puede realizar una adaptación infiel que resulte una gran película, peor este no es el caso, en parte porque el exceso de hemoglobina la que se despliega en su metraje produce bastante rechazo en un espectador mínimamente sensible. Durante la escaramuza final, los saltos, volteretas, decapitaciones y acuchillamientos de Hit Girl son acompañados con una “marchosa” canción Rock, para que nos quede claro lo molón que es el rollo.

En este punto, es cuando certifiqué que ya me estoy haciendo mayor, porque sé que hace diez años me habría encantado la escena, y ahora me resultó de mal gusto y me llevó a preguntarme qué clase de sociedad es la que estamos construyendo cuando las películas veraniegas para adolescentes glorifican el asesinato como una de las bellas artes.

Además, desde el punto de vista puramente estético, las batallitas de esta cinta me reafirmaron en algo que ya pensé cuando vi Sin City: que el papel lo aguanta todo, no así el celuloide. La película de Robert Rodríguez y Frank Miller trasladaba viñeta a viñeta la historieta a la pantalla, y sin embargo, lo que en el álbum era estilizado y atractivo, en pantalla resultaba tosco y exagerado. En Kick Ass, el director parece haberse dado cuenta de esto, ya que, aún siendo muy explícitas, las escenas violentas no llegan a los extremos gore del tebeo. Sin embargo, siguen resultando grotescas.

El apartado técnico, todo hay que decirlo, es excelente. Siempre he pensado que Matthew Vaughan (Layer Cake, Stardust) era bastante mejor director que el modernito exmarido de Madonna, Guy Ritchie (a quien Vaughan produjo sus primeras, y mejores, cintas). En esta ocasión, la puesta en escena es dinámica, adecuadamente grandilocuente cuando lo requiere el momento, y con mucha atención a la dirección de actores, aspecto que se suele obviar en las películas de este estilo: Aaron Johnson se luce como el protagonista atolondrado con encanto, y Mark Strong sigue demostrando que, hoy por hoy, es uno de los mejores secundarios que hay en pantalla, si bien debería dejar de interpretar a villanos urgentemente, o va a acabar más encasillado que Dennis Hopper (que en gloria esté).

En suma, Kick Ass busca ser tan rompedora y epatante que su final más bien tradicional acaba rompiendo el encanto. En cuanto a lo de que una niña de trece años blandiendo katanas que ríete tu de Uma Thurman en Kill Bill, dejamos a gusto del consumidor que considere si es o no un gran chiste.

26 junio 2010

Y cuando despertó, el blog seguía ahí...

Como ven, le he cambiado las pintas a la chisma, manteniedo mi querencia hacia el azul (más que nada porque la cabecera que había hecho era de ese color y me daba pereza cambiarla), y le he añadido una ventanita de buscador (esquina superior derecha) que, sorprendentemente, funciona y permite buscar mejor los contenidos. También agregué unos iconos que permiten compartir los textos en las redes sociales (que se note que uno y es modelno está en la cosa de la Web 2.0). Ahora ya sólo sólo me queda actualizar...

Espero que con la llegada del veranito, se aligere el ritmo de trabajo y pueda perder el tiem... actualizar más esta cosa ;-)