14 diciembre 2006

¡Por fin un Oscar para Morricone!

La Academia de Cine de Hollywood por fin se ha puesto las pilas y ha anunciado que le entregará un Oscar honorífico al compositor Ennio Morricone (apodado por muchos como Gennio Morricone). A pesar de ser uno de los mejores músicos de cine de la historia, con un estilo muy personal, reconocible y muy imitado (y parodiado), hasta la fecha no había recibido la figurita dorada de marras pese a sus muchas nominaciones.

La historia de Morricone con los oscars es amarga y caracterizada por el maltrato, ya que siempre que fue nominado era el favorito y en el último momento ganaba otro. Por supuesto, una figura de su calibre está por encima de premios y honores, pero como aficionado a las bandas sonoras, me resulta descorazonador comprobar la nómina de premiados de los últimos años, en los que constan autores claramente inferiores. Claro que ese es otro argumento más para dejar de darle pábulo a unos premios cada vez más irracionales y marcados por el marketing.

Morricone es un autor de marcada personalidad, algo inusitado en el mundo de la banda sonora, ya que lo usual es que el compositor trate de amoldar sus rasgos personales a la imagen y, en cierta medida, desaparecer bajo los fotogramas. En cambio, el estilo de Morricone es inigualable y perfectamente distinguible a la primera nota.

O mejor debería decir los estilos, ya que a lo largo de su carrera, que superar las 300 partitura spara cine, ha sido capaz de desarrollar diferentes sonoridades: sus arrebatadoras melodías románticas; sensuales temas con la voz solista de Edda dell'Orso, disonancias para los films terroríficos de Dario Argento; tensas composiciones para thrillers políticos y policíacos… y claro, el spaghetti western, del cual es maestro, pero que a larga creo que ha resultado contraproducente para él, ya que todos lo identifican con ese estilo, pese a que no debe representar ni un 5% del total de su producción. A mí también me parece que "La muerte tenía un precio" es uno de los temas más chulos (en el sentido de calidad, y también en el de chulería) de la historia del cine. Pero Morricone es mucho más.


Además, es admirable su impresionante ética de trabajo, pues raro es el año que no nos deja un mínimo de cinco partituras. Y ojo: todas, de principio a fin, orquestadas por él, sin ninguna colaboración. Cierto es que ello supone una calidad desigual y "parecidos razonables" entre obras, pero, en todo caso, una obra mediocre de Morricone es muy superior a la de muchos compositores consagrados de la actualidad, ¿verdad, Hans?


En todo caso, aunque sea tarde, la Academia de Hollywood repara una histórica injusticia en sus galardones. Y es la segunda vez que lo hace con un compositor, ya que en los años 80 también se le concedió un oscar honorario al gran Alex North, otro compositor fundamental de la historia del cine que tampoco había sido premiado. Eso sí: por una vez los europeos nos adelantamos a los americanos, ya que esa cosa rara de la Academia del Cine Europeo concedió su premio honorario a Don Ennio hace unos añitos.


Como se dice en estos casos: ¡Bravo Maestro!

12 diciembre 2006


La Sombra lo sabe…

Para un friki comiquero como yo, leer que Sam Raimi producirá tras Spider-Man 3 una nueva versión cinematográfica de La Sombra supone un gozo mayor que el que sentiría un madridista si oyera que Ronaldinho se rompió las paletas, o si un melómano tuviera conocimiento de la electrocución (no mortal) de Luis Cobos cuando manejaba un sintetizador.

La Sombra es un personaje nacido en la literatura pulp, que pronto arribó a la radio, con un joven Orson Welles proclamando el inmortal lema del personaje: “¿Quién sabe qué mal se oculta en el corazón de los hombres? La sombra lo sabe…”. Con el tiempo llegarían los seriales serie B de cine y, ya en los 70, al comic, donde la encarnación que realizó el dibujante Mike Kaluta sigue siendo una referencia. No es un personaje muy popular, y mentiría si dijera que soy un gran seguidor y conocedor de su saga. Pero siempre me ha encantado la iconografía del personaje: su nariz aguileña, su gran sombrero, su gabán negro, su bufanda roja y su risa tenebrosa.

Además, es un personaje que por méritos históricos merecería tener más reconocimiento, ya que es el padre fundador de los superhéroes modernos: Batman le debe mucho a este oscuro luchador por la justicia, y en general todos los justicieros enmascarados que se valen de sus poderes, ingenio y recursos para combatir el crimen, ocultos tras una identidad civil de millonario pusilánime.

En 1994 se rodó una lujosa adaptación cinematográfica en la que el normalmente acartonado Alec Baldwin encarnaba con inusual convicción al personaje, acompañado por una excelsa partitura del gran Jerry Goldsmith. Pero, por desgracia, la historia narrada era demasiado irónica (a veces parecía una parodia), el héroe salía demasiado poco y no todo lo espectacularmente que debiera y, en general, a los cineastas les pareció más interesante hacer exhibición de la lustrosa dirección artística de la cinta que de narrar una historia excitante que nos dejara con ganas de ver más aventuras del justiciero.

La historia de amor de Sam Raimi con La Sombra es lejana: tras las dos primeras partes de Posesión Infernal, la intención del joven Raimi era acometer la adaptación de este héroe pulp, pero los derechos del personaje eran muy caros, por lo que Raimi decidió hacer una versión apócrifa, llamada Darkman. Cierto es que la cinta toma más elementos prestados de El fantasma de la ópera, pero la oscuridad y, sobre todo, el gran sombrero y el abrigo están ahí.

Ya muchos especulan con que Raimi no se limitará a producir la nueva cinta, sino que acabará dirigiéndola. Sería una buena noticia, ya que ha demostrado en sus filmes del hombre araña ser capaz de manejar una fantasía exagerada sin perder de vista el interés de la historia (si bien muchos sentimos que Raimi ha domesticado el trepidante y excesivo estilo del que hacía gala en sus primeras cintas).

Una Sombra dirigida por Raimi sería mucho. Si volviera a hacer locuras con la cámara, sería más. Y si reutilizara el tema musical de Jerry Goldsmith, la cosa alcanzaría niveles orgásmicos. Pero si además al personaje lo encarnara su coleguita Bruce Campbell, el actor desconocido más carismático del universo, …eso ya sería demasiado.

(Foto: Alec Baldwin, La Sombra en el film de 1994)