06 abril 2008


La última carrera de Ben Hur

La muerte de Charlton Heston es una noticia terrible para todo cinéfilo. El actor se había ganado las antipatías de medio mundo, yo incluido, por su defensa de la reaccionaria Asociación Nacional del Rifle, hasta el punto de que muchos lo consideraban algo así que un cromagnon involucionado digno de todo descrédito. Desde luego, no puedo decir que me gustara esa faceta facha del personaje, pero no creo que sea este el momento para dejar que fluya la bilis. Mejor recordarlo como lo que era: un buen actor y todo un icono.


Heston poseía un físico envidiable tanto por su apostura como por su porte y músculos. Además, poseía una mirada intensa y una voz grave que lo hacían ideal para encarnar a héroes. Y eso no está al alcance de todos: hay actores de carácter que maquillados y arropados por otros elementos, pueden hacer casi cualquier papel. Pero apara encarnar a un héroe arquetípico, es necesario tener físico, carisma y la capacidad interpretativa necesaria para llevar el peso de un film sobre los hombros. Todos conocemos de tipos cachas que actualmente encarnan al muchacho de la película con escasa fortuna porque sólo aportan bíceps, pero no intensidad ni convicción dramática. Heston poseía ambas cualidades.

Pero además era un actor con inquietudes artísticas: no dudó en maquillares para parecer un policía mexicano en “Sed de mal” de Orson Welles; a un Miguel Ángel obsesivo en “El tormento y el éxtasis” de Carol Reed; a un militar yanqui en “Mayor Dundee” de Sam Peckimpah; al astronauta Taylor de “El planeta de los simios” de Flanklin Schaffner; al señor feudal calentorro de “El señor de la Guerra”, también de Schaffner; al Cid campeador de Anthony Mann. Incluso sus papeles más explotados y en cierta medida más denostados, Moisés y Ben Hur, si se analizan objetivamente, hay que reconocer que eran retos interpretativos no exentos de dificultad. Otra cosa es que le pusieran esas barbas de algodón cutre que matarían la mejor actuación…

En suma, que a pesar de los rifles y las barbas de pega, Heston era un actor que sabía como llenar la pantalla (y al parecer, en teatro era todavía mejor). Como homenaje, creo que la próxima Semana Santa, en lugar de evitar la película como hago habitualmente, me sentaré a ver Ben-Hur. Y de paso, espero no volver a escribir necrológicas en mucho tiempo, que el blog está últimamente de un fúnebre que da yuyu.


(Foto: Heston en su rol más célebre)

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