28 mayo 2009

El berrinche de Almodóvar

Pedro Almodóvar ha escrito hoy en su blog una extensísima nota en la que lamenta la cobertura que los periodistas de El País enviados al último Festival de Cannes, Carlos Boyero y Borja Hermoso, han realizado de su película “Los abrazos rotos”. El director aduce que ambos poseen una manifiesta antipatía hacia él desde hace años, y compara los escritos de este año con los que realizara Ángel Fernández Santos en Cannes 2004 para el mismo periódico, cuando presentó la fallida “La mala educación”. En un momento dado, cuestiona la validez profesional de los aludidos al preguntar: “¿Es posible que el diario El País no encuentre a nadie mejor para enviar al festival de Cannes?”.

El director concluye su texto reflexionando: “Los críticos y los periodistas no son intocables”.Y aunque esta conclusión a la que llega Almodóvar es el evidente fruto del nada disimulado orgullo herido, pone sobre el tapete una cuestión de lo más pertinente: ¿es lícito criticar al crítico?

Creo que la respuesta es, obviamente, sí. Aunque la crítica se nutre de obras ajenas para tener sentido, es en sí misma una pieza literaria susceptible de ser analizada. Es cierto que a algunos, más que críticos, habría que llamarlos cítricos, pues llegan a desarrollar un falso sentido de la impunidad que les lleva a cepillarse alegremente una película, utilizando cruelmente la obra analizada como mera base para desarrollar ejercicios de mala baba.

Pero ese es su trabajo, es lo que los lectores esperamos y por lo que se les paga : opinar, ya sea positiva o negativamente, ya sea en tono sarcástico o laudatorio, sobre la obra. Siempre que esté bien escrita y mínimamente argumentada, la crítica tiene validez. Otra cosa es que nos guste más o menos su estilo, o que compartamos o no su juicio. Pero que un crítico desarrolle un escrito subjetivo no es que sea un derecho, es que es su obligación.

El status quo cinematográfico parece disponer que el cineasta debe estrenar su obra y quedarse callado sin rechistar ante los juicios de la prensa . En otros ámbitos, como el literario, se admite más (aunque no sea común) que el artista responda, y a lo largo de la historia ha ejemplos de polémicas con réplicas y contrarréplicas entre escritores y críticos. Sin embargo, es algo poco frecuente en cine. Y no veo por qué, ya que aunque es cierto que el artista tiene su obra como principal argumento, no se le debería vetar la posibilidad de matizar opiniones a posteriori. Derecho de réplica, lo llaman.

Sin embargo, una vez dicho lo anterior, y reconociendo que los escritos de Boyero a veces pueden ser incendiarios, en este caso particular me decanto por el periodista, y creo que este episodio almodovariano tiene mucho de ataque de divismo. Si antes decíamos que algunos críticos llegaban a desarrollar el falso sentido de impunidad, algo similar les sucede al algunos artistas: es lo que llamamos “endiosamiento”, y creo que Almodóvar ya ha llegado a ese punto.

Es un cineasta aclamado globalmente al que nadie le tose, y cuando mete la pata, la tendencia habitual es a decirlo con la boca chica. Al manchego se le trata con guantes de seda y entre algodones, y persigue una unanimidad universal sobre su genialidad que no admite que nadie opine nada malo contra su cine.

Leyendo su escrito podría parecer que El País es un periódico que lo trata fatal, cuando es justo lo contrario: el director rodó en su redacción parte de “La flor de mi secreto”, y recientemente dedicó un amplísimo reportaje en su semanario a “Los abrazos rotos”. Vamos, que le ha dado una cobertura que para sí la quisiera el resto de cineastas de España y parte del extranjero, pero eso no le basta al señorito. Dice que los críticos y los periodistas no son intocables. Pues que se aplique el cuento: los cineastas tampoco, por muy geniales que sean (o crean ser).

Las criticas de Boyero son realmente furibundas, el tío no se corta un pelo y a veces puede ser grosero y desagradable, no voy a ser yo quien defienda su estilo incondicionalmente. “No me interesa ni el presente ni el futuro de Almodóvar. Sí algunas películas que ha hecho en el pasado, pero no muchas.”; eso lo dijo la semana pasada y se quedó tan ancho. ¿Duro? Sí. Pero si no le gusta Almodóvar, está en su derecho de proclamarlo, y si le molesta al cineasta, pues o se aguanta o escribe una nota como la de hoy, y a polemizar, que también es muy divertido.

Por tanto, no censuro que Almodóvar haya respondido. Es más, como dije al principio, me parece sano y por supuesto que está en su derecho. Pero no me ha gustado cómo lo ha hecho, en especial esa preguntita con retintín de “¿es posible que el diario El País no encuentre a nadie mejor para enviar al festival de Cannes?”. Suena a la cacicada de un tipo con evidente poder en la industria cinematográfica intentando coaccionar a un periódico para que boicotee a sus díscolos muchachos. Estoy convencido de que Almodóvar creyó que con ello presionaría al periódico para que abroncara a sus díscolos empleados y acallarlos en el futuro.

Por ahora, va perdiendo la partida: el Comité de Redacción del periódico ha respondido al cineasta con un escrito tan breve como contundente. Merece la pena leerlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en lo de que el director puede defenderse, pero no atacando a las personas sino a los argumentos. No se puede tachar de escudero a Hermoso. Por otra parte, aun cuando le concedo el derecho de replicar, creo que Almodóvar se ha equivocado, porque esas pataletas crean de él una mala imagen. Porque son pataletas personalistas y claramente vanidosas, no como la que cogió el otro día en la SER Alex de la Iglesia, que defendía a la profesión y al cine español, que será muy discutible, pero no es eso de yo, yo, yo...
Bardino7