27 julio 2006

Música de Cine en Úbeda: Basil Poledouris

Como decíamos ayer, la razón principal por la que fui a la bella ciudad de Úbeda fue por Basil Poledouris. Se trata de un compositor muy querido por los aficionados a la música de cine, pero desgraciadamente, desde hace unos años ha caído en desgracia dentro de la industria. El Hollywood de hoy prefiere los estruendos de Hans Zimmer y compañía, antes que el sinfonismo melódico de este compositor.

De hecho, tal y como nos sopló alguna persona de la organización, durante las charlas que pudo mantener con el compositor durante las comidas, éste se mostraba realmente pesimista, llegando incluso a decir que estaba retirado del mundo del cine, puesto que su carrera estaba “acabada”. Así de duro. Hoy por hoy, la única posibilidad de que Poledouris vuelva a ponerse ante una orquesta para grabar una partitura sería o bien que se tratara de un proyecto importante, o bien realizado por alguno de sus directores amigos… que también están “acabados” dentro de la industria: John Milius, Randall Kleiser y Simon Wincer.

Otro elemento que alarmó a los congresistas es el deterioro físico del músico. Durante todos los días del congreso, los aficionados caímos como aves de presa sobre los compositores en busca de firmas y fotos. En general, la organización era más o menos permisiva con esta práctica, salvo en el caso de Poledouris, al que siempre retiraban con la excusa de que estaba exhausto. Además, durante el concierto del sábado 22 de julio, cuando John Frizzell lo presentó, se refirió a él como un hombre de enorme “coraje”. Sin duda, ahí pasaba algo raro…

Finalmente, pudimos saber que el compositor había sido sometido a una delicada operación en la cabeza solamente dos semanas antes del congreso (por ello siempre llevaba una gorra). Estuvo a punto de no acudir a la cita, ya que los médicos le desaconsejaban, con toda lógica, hacer un viaje tan largo. Sin embargo Poledouris vino, lo cual a los aficionados nos emocionó sobremanera: hay que considerar que absolutamente todos los compositores que acudieron al evento lo hicieron sin cobrar un céntimo. Y en el caso de Poledouris, además, lo hizo en plena convalecencia. Realmente es un hombre con coraje.

En su crónica del evento, el crítico Conrado Xalabarder relata que al principio del congreso, Poledouris estaba tan abatido por sus circunstancias personales y profesionales, que le comentó que no pensaba que su presencia fuera a tener ningún reconocimiento especial. 304 congresistas inscritos le sacamos de su error cuando, por ejemplo, se formaba un corrillo a su alrededor cada vez que aparecía por el patio del Hospital de Santiago, o cuando fue ovacionado cuando subió al podio de la orquesta.

Y durante la gala del domingo por la mañana, otra nueva ovación hizo que el hombre se derrumbara y no pudiera reprimir un llanto de emoción. Sinceramente, creo que esta experiencia puede haberle servido para recargar las pilas anímicas, y darse cuenta de que aún tiene mucho público anhelando un nuevo trabajo firmado por él.
Por lo menos, durante estos días se le vio muy feliz.

La charla

La ponencia de Poledouris fue la que cerró el congreso, y versó en su primera mitad acerca de Conan el Bárbaro, la obra que había dirigido en el concierto del día anterior. El compositor dejó entrever una personalidad dinámica y carismática cuando decidió hablar al público de pié, paseando por el escenario, y rechazó utilizar micrófono. Además, en un par de ocasiones se sentó al piano para poner ejemplos de lo que decía.

Poledouris y John Milius, el director de Conan, eran amigos desde muy jóvenes, y ya entonces colaboraban musicalmente. Milius solía escribir historias y pedía al músico que las ilustrara al piano. Una de ellas era la típica narración romántica del soldado que retornaba a su casa herido tras la Guerra de Secesión estadounidense, para la cual Poledouris compuso un emotivo tema. Años después, cuando discutían la aproximación a la partitura de la película, John Milius recordó aquella pieza y pidió al compositor que la retomara para el film.

Poledouris tuvo que hacer un enorme esfuerzo para arcaizar el sonido de la película: supuestamente, los hechos de Conan acontecen en algún momento de la Edad de Hierro en el norte de Europa, por lo que se debía evocar ese pasado ignoto. El músico tocó al piano la primera versión que propuso del tema principal, y recordó cómo el director la rechazó formando una cruz con los brazos, alegando que era una pieza “demasiado cristiana”. Así que tuvo que simplificar aún más el tema, y como señaló en la ponencia, esa es la razón por la que suenan los metales de la manera que lo hacen al inicio de la película. (Lo pueden ver en este pequeño video):



El músico recordó que inicialmente él no era la primera opción para el trabajo. Milius tanteó a Ennio Morricone, pero éste temía volar a Los Angeles, y el director quería tener cerca al compositor durante la preproducción, por lo cual el italiano salió de la lista de candidatos. En ese momento, al productor Dino de Lautrentiis se le ocurrió sugerir que la película necesitaba una partitura rock. Milius echó balones fuera de una manera inteligente, contestando: “De acuerdo, pero sólo si la compone Jim Morrison”, a lo que el productor no puso problemas. De manera socarrona, Poledouris señala que De Laurentiis tardo un par de semanas en darse cuenta de que Morrison llevaba un año muerto.


A la hora de trabajar ese sonido primario y arcaico, Poledouris fabuló con la idea de que la historia de Conan fuera una leyenda que pasó de generación en generación a través de una canción folclórica o de la tradición oral, como sucedió, por ejemplo, con la historia de Troya. Por ello, solamente como sistema de trabajo, puso una letra muy básica y tonta (sic) al tema principal, para que a la hora de trabajar con él, estuviera presente ese elemento de poema épico oral. (Video):



Ya durante el turno de preguntas, se refirió a la segunda parte de Conan, a la cual se refirió diplomáticamente indicando que “no era su película favorita”. Frente a los muchos meses que tuvo para preparar la cinta de Milius, para la secuela solamente contó con nueve días, y para colmo, de los 80 músicos que le dieron para la parte primera, pasó a 40. Aún así, hizo un trabajo digno y bastante diferente a la primera entrega (a pesar de tener temas comunes), ya que, como reconoció el propio músico, son dos films muy diferentes: Conan el Bárbaro es grave y épico, mientras que Conan el Destructor es más ligero y aventurero.

Por supuesto, también se le preguntó por su ausencia de los últimos tiempos. Sin entrar en detalles personales, señaló que se debía en parte a que se ha mudado de Los Angeles a una isla en Seattle, trasladando todo su estudio. También indicó que no le gusta la manera de trabajar en el cine de hoy, que exige más música que antes en menos tiempo. Por ello, dijo que se estaba concentrando en proyectos musicales extracinematográficos, entre los que se incluye un ballet… basado en Conan.

(Foto: Poledouris junto a la cantante Lisbeth Scott, durante la firma de discos del congreso)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente comentario de la charla de Basil, Acaimo. Pienso que a la gente le va a interesar mucho

Anónimo dijo...

Felicidades Aca, por doble motivo. Primero, por haber tenido el honor de asistir a una conferencia de Basil Poledouris (la épica hecha música); y segundo, por captar tan bien el contenido de la misma en el comentario de tu blog. Se notan las tablas de un futuro periodista.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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