07 abril 2006


La tesis del caudillo salvador

Ayer el diario ABC publicó un suplemento dedicado a conmemorar el 75 aniversario de la II República que casi me corta el desayuno de la indignación que me produjo. Lean, simplemente, el titular que aparecía en portada: “75 Aniversario de la II República: El fracaso de un régimen convulso”. Tal y como yo lo entiendo, la república no fracasó, sino que “la fracasaron” a punta de pistola. Una cosa fracasa cuando falla y se extingue por sus propios medios; si son agentes externos los que fuerzan su fin, hay que utilizar otros términos. (Por cierto, tiene guasa que ABC saque el suplemento especial una semana antes del 14 de abril, para que no coincida con el Viernes Santo).

La “inexactitud” del ABC no es inocente, sino que es una ilustración perfecta de la teoría difamatoria que la derecha española se ha encargado de transmitir durante muchos años, con el fin de justificar lo injustificable (esto es, la dictadura de Franco). La teoría, simplificada, vendría a decir que la República estaba tan desmandada y era tan desastrosa, que el pobrecito Francisco Franco, muy a su pesar, tuvo que alzarse en armas para poner orden y salvar España.

El propio José Antonio Zarzalejos, director de ABC, lo expone en la presentación del suplemento: “La II República española fue un fracaso que desembocó en la Guerra Civil porque los republicanos- desde los conservadores a los izquierdistas- quisieron reinventar España, aplicarles unos cánones extraños a sus inquietudes, transformar usos y costumbres que respondían a motivaciones seculares y racionales de hondo calado”. ¡Y se queda tan ancho!

Ahora resulta que la causa de la Guerra Civil fue la propia República por existir; haciendo un símil, decir eso es una barbaridad tan sangrante como decir que la culpa del bombardeo de Hiroshima fue de Japón (teoría defendida por EE.UU.) o que la del Holocausto fue de los judíos: una interpretación aberrante que culpa a la víctima de su fatídico destino.

Pongamos las cosas claras: la administración de la II República fue, efectivamente, un desastre. Es cierto que la derecha tampoco es que fuera muy colaboradora con el régimen democrático, precisamente, aunque reconozco que las famosas disensiones internas entre los sectores de la izquierda son ciertas. Pero en democracia, los malos gobiernos se deben solucionar en las urnas. La cuestión de fondo aquí es la legitimidad: por muy inepto y nefasto que pudiera ser ser el gobierno republicano (lo cual es discutible), bajo ningún concepto se puede siquiera concebir que la solución fuera un levantamiento militar. Y mucho menos defenderlo.

La violencia es siempre rechazable y nunca es solución, sino problema. Por ello, mezclarla con la política es siempre detestable. Pero siendo incendiario, podría llegar a justificar que en un momento concreto el pueblo se alzara para derrocar a un sistema totalitario y dictatorial, siempre que luego se procediera a la instauración de un nuevo gobierno legitimado en las urnas. Pero nunca podré justificar el extremo contrario, es decir, que se emplee la fuerza para derrocar un régimen democrático.

La derecha española sigue erre que erre; aún estoy esperando que algún político del PP diga claramente la frase “Franco fue un dictador que tomó el poder por la fuerza de manera ilegítima”. La anterior frase no es una opinión, es un hecho objetivo e indiscutible. Pero claro, pretender eso de un partido que aún mantiene en sus filas a un ex ministro de la dictadura, y encima con tratamiento de honorabilidad, es pedir demasiado. Me refiero, claro, a Manuel Fraga; entiendo que por aquello de la "libertad sin ira" durante la Transición se fuera conciliador y misericordioso con los antiguos miembros del franquismo, pero de ahí a permitir que siguieran ejerciendo la política va un mundo. ¿Se imaginan que en Alemania dejaran presentarse a las elecciones a un ex nazi? Pues eso. Así que aquí sigo, esperando que el PP haga revisión crítica. Creo que a lo mejor mis biznietos lo verán

Como antídoto, me decidí visitar Memoria del futuro y firmar su manifiesto en el que se reclama una reivindicación de la II República y sus avances. En dicho texto, por cierto, también se refieren a la funesta tesis: “Todavía se nos sigue intentando convencer de que la II República fue un bello propósito condenado al fracaso desde antes de nacer por sus propios errores y carencias. Los firmantes de este manifiesto rechazamos radicalmente esta interpretación, que sólo pretende absolver al general Franco de la responsabilidad del golpe de estado que interrumpió la legalidad constitucional y democrática de una república sostenida por la voluntad mayoritaria del pueblo español, con las trágicas consecuencias que todos conocemos. Y exigimos que las instituciones de la actual democracia española rompan de manera definitiva los lazos que la siguen uniendo -desde los callejeros de los municipios hasta los contenidos de los libros de texto- con un estado ilegítimo, que surgió de una agresión feroz contra sus propios ciudadanos y se sostuvo en el poder durante treinta y siete años mediante el abuso sistemático e indiscriminado de los siniestros recursos que caracterizan la pervivencia de los regímenes totalitarios. Después de treinta años de democracia, resulta vergonzoso tener que recordar aún donde estaba la ley y donde estuvo el delito. A estas alturas, es intolerable, y muy peligroso para la salud moral y política de nuestro país, que todavía se pretenda equiparar al gobierno legítimo de una nación democrática con la facción militar que se sublevó contra el estado al que, por su honor, había jurado defender”.

No hay comentarios: