
Dicen que la causa de su desaparición ha sido la pesca sin control. Y en este punto, uno empieza a pensar en todos los “sin control” que le rodean, y la sangre se hiela por el miedo, la rabia y la impotencia. Antes, la pregunta retórica para estos casos era: “¿Qué mundo le vamos a legar a nuestros hijos?”. Pero dadas las circunstancias, es pertinente actualizarla por “¿Habrá un mundo que legar a nuestros hijos?”.
Resulta curioso que el mismo día que recibimos nuevas noticias acerca del orígen del hombre, leamos ésta del delfín que, en cierto sentido, nos anuncian su final. ¿Aún estamos a tiempo de evitarlo?
(Foto: AFP, publicada en El Mundo)
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