04 agosto 2007

Canarias está quemada…

… por una oleada de incendios, a cual peor, provocados por unos criminales desaprensivos, empeorados por una climatología adversa y, dicen, agravados por la falta de previsión de las autoridades a cargo de los montes. Ahora, tras la tragedia, perdemos el tiempo debatiendo si galgos o podencos o, lo que es lo mismo, si pinocha sí o pinocha no. Y no se aclararán hasta que llegue otro infierno, y el proceso comience de nuevo.

Pero Canarias también está quemada por las desapariciones de menores. Sara, Yéremi y ahora Fernanda (ésta finalmente asesinada). Probablemente no exista relación entre ellos, y no hay motivos para pensar que las islas sean más peligrosas para los menores que otras comunidades autónomas. Pero la psicosis está ahí, creciendo poco a poco sin que nos demos cuenta, alentada, además, por unos medios de comunicación que en principio fueron útiles para facilitar las búsquedas, pero que ya están rozando el amarillismo en algunas ocasiones.

Y también está quemada por el drama de la inmigración ilegal, complejo porque no tiene solución local, ni siquiera nacional. Para muchos, la respuesta más fácil es evitar que los cayucos arriben a nuestras costas y se vayan a otro lado. Pero eso no frenará las oleadas ni evitará las muertes. La solución real es conseguir que África sea un lugar cuyos habitantes deseen vivir en él. Para eso haría falta un pacto internacional e invertir en esos países sin esquilmarlos, permitiendo el desarrollo de las economías locales y, por extensión, de la sociedad y las infraestructuras básicas. Como ese pacto no es económicamente conveniente para las multinacionales, es fácil deducir que este drama nunca va a tener fin.

Las islas están igualmente quemadas por su clase política. Dan igual los partidos y las ideologías, al final, seguimos en una sociedad caciquil en la que los mismos apellidos se repiten de un cargo a otro. Además, nuestros servidores públicos cada vez están más implicados en causas judiciales y controlados por los intereses empresariales. Puede que en el esto del país la situación sea igualmente caótica y deprimente, pero aquí se nota más, ya que nuestros políticos están caracterizados por una zafiedad en las formas y en los discursos que están logrando lo que, quizá, realmente persiguen: que el pueblo se preocupe menos de la cosa pública, y así se les deje a ellos cancha libre para sus desmanes.

Canarias está quemada, y ya no la apagaría ni un diluvio universal.


(Foto: Incendio de Gran Canaria, por Borja Suárez para el periódico Canarias 7)

1 comentario:

Anónimo dijo...

es verdad. canarias es una sociedad quemada, porque carece d eilusiones colectivas. Vivimos el día a día, sin proyecto colectivo, casi vegetando en la nebulosa de una sociedad supuestamente avanzada, pero que chirría cada vez que hurgas un poco, como has hecho tú, en un par de asuntos: inmigración, integración, corrupción, inseguridad...
Y hay más, pero creo que con esas pjceladas defines claramente una sociedad desilusionada, quemada.
saludos