08 septiembre 2006

Boicotean a Rubianes

Pepe Rubianes ha tenido que cancelar una obra escrita y dirigida por él a causa de los continuos abucheos que interrumpieron en repetidas ocasiones la primera representación del texto. ¿Fue a causa de la obra en sí? No: ésta era un homenaje a Federico García Lorca, en la cual se recopilaban diferentes textos escritos sobre el poeta. La razón es la figura del propio Rubianes, que se ha convertido en la diana favorita de la derecha carpetovetónica desde que hizo una ciertamente desafortunada intervención en la televisión catalana el pasado enero.

En dicha intervención, Rubianes manifestaba estar “hasta los cojones” de la “puta España”, la cual, por cierto, “le sudaba la polla”. Véanlo aquí:




Vayamos por partes: particularmente, no me gusta nada el tono de Rubianes, ni él me cae especialmente bien. La grosería per sé no creo que deba ser motivo de aplauso.. Que sea más nacionalista o menos es secundario, a mi me la reflanflinfla. Es una pura cuestión de formas, y además, hay que considerar que ese programa se emitía en horario infantil (lo cual suena a cursilada pero realmente es muy serio: nos da igual lo que diga la gente a las cinco de la tarde en la caja tonta, pero luego nos extrañamos de que nuestros hijos cada vez sean más maleducados) De hecho, el consejo de lo Audiovisual de Cataluña ya emitió un comunicado contrario a la emisión, que obligaba a sus responsables a disculparse pues en ella “se formularon unas opiniones y expresiones sobre la unidad de España que, por su tono, resultaron ofensivas para segmentos de audiencia".

Pero entiendo en parte a qué se refería Rubianes. Hay que recordar que por esas fechas estaba en pleno apogeo todo el asunto del estatuto catalán. Durante meses y meses se hablaba de que si España se fragmentaba, de que si era el fin de la nación y blablablá. Y creo que es lógico que a mucha gente tanta exaltación nacionalista le haya acabado saturando. Repito que las maneras en que lo expresó no son precisamente loables, pero también hay que recordar que ese es el estilo de humor que ha hecho célebre al cómico.

Repasen el video: no vi que nadie en el plató se escandalizara. De hecho, fue jaleado por el público, tal y como muestra el realizador en una breve panorámica. El presentador hasta le ríe la gracia. Y en último término, se supone que estamos en un país libre: el señor Rubianes tiene perfecto derecho a que la polla le sude por la razón que sea, incluida España.

El caso es que desde entonces, el Rubianes affaire ha traído cola. Y el punto culminante es que un grupo de intransigentes le boicotea el estreno, hace que retire la función, pone en evidencia a Mario Gas (director del teatro donde se estrenaba), echa por tierra la labor de todo el elenco, y quien sabe si ha privado al público madrileño de un buen espectáculo.

Muchos dirán: si Rubianes tiene derecho a despotricar contra España, otros tendrán derecho a criticarlo a él. Sí, por supuesto, pero hasta cierto límite: Rubianes no se levantó en medio de un espectáculo a soltar sus burradas, como le hicieron a él; las soltó durante una entrevista en la cual se le preguntó expresamente por la supuesta fragmentación del estado.

Los detractores de Rubianes tiene todo el derecho del mundo a pedir que se cancele el espectáculo, a mandar correos electrónicos y cartas contra él, organizar manifestaciones delante del teatro, criticarlo ferozmente… pero abuchear dentro de la sala es una medida absolutamente reaccionaria. Lo peor es que los abucheos ni siquiera iban contra la obra, sino contra la figura de su director/autor. A Rubianes le espera un calvario, porque me temo que va a suceder lo mismo en todos los sitios que estrene.

Por supuesto, los políticos no han estado a la altura: la comunidad de Madrid ha mostrado su satisfacción por la suspensión de la obra. Repito: la obra trataba sobre Lorca, así que no veo yo que haya que mostrarse satisfecho por nada. Si acaso, se alegran de que le hayan hecho la puñeta la Rubianes, lo cual quiere decir que se está bendiciendo el veto a un ciudadano por razones ideológicas. Creo que eso es inconstitucional, ¿verdad? Las autoridades de un estado de derecho tendrían que hacer lo contrario: lamentar este atropello contra la libertad de expresión, y poner los medios que sean necesarios para preservarla. Pero eso sería mucho pedir de Esperanza Aguirre… (Y según Rubianes, el alcalde Gallardón tampoco ha estado fino).

La cuestión de fondo de todo esto es la crispación que reina en el ambiente, y comprobar cómo la derecha, que antes se reía de los pancarteros, se está haciendo poco a poco con la calle. No digo que la calle sea de la izquierda (no es de nadie, ni siquiera de Fraga), solamente que los medios más retrógrados están cada día más activos, mientras que los llamados progres están desaparecidos en combate (o peor aún: diciendo tonterías). Y lo que ha sucedido es peligroso, pues sienta un nuevo precedente de ciudadanos “bienpensantes” que derriban a artistas “incómodos”: recuerden que a Leo Bassi le pusieron una bomba por meterse con la iglesia. Si seguimos que la corrección política se apodere de las artes, apaga y vámonos.

Ciertos sectores sociales parece que estaban más a gusto cuando vivía Franco y había censura (algunos incluso querrían ir más atrás, cuando había Inquisición). Defienden su visión del mundo, pero cuando alguien propone una alternativa o una crítica a ésta, se ofuscan y lo arreglan con pedir prohibiciones. Hay gente que teme vivir con otras ideas, que no puede soportar que haya otras opiniones, que tiene la necesidad de destruir y acallar al otro. Y realmente la cosa es bien sencilla: si no te gusta algo, no lo veas. O incluso intenta convencer con argumentos a otros para que no lo vean. O crea una obra de réplica. Pero deja que los demás acudan si quieren. Eso es la democracia.

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